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Hackear la cultura: poéticas del plagio en la poesía de Carlos Cociña

Por Carolina Gainza /

10 dic 2015

En una entrevista, el poeta chileno Carlos Cociña señaló lo siguiente: “Cuando tú navegas (en cualquier plano) está el azar, por eso pedí a un amigo ingeniero que creara una maquinita de azar”. La escritura está pasando por un periodo de renovación y de experimentación. Esto, por supuesto, se debe, entre otras cosas, a la entrada de las tecnologías digitales, las cuales han potenciado muchas prácticas escriturales que se asomaban tímidamente en textos impresos, así como ha significado el surgimiento de otras nuevas. En este marco quisiera situar al poeta chileno Carlos Cociña. Cociña publicó su primer libro de poemas, Aguas servidas en 1981, seguido por Tres Canciones en 1992, Espacios de líquido en tierra en 1999, varios poemas y poemarios en www.poesiacero.cl, y Plagio del afecto en 2010, entre otros.

  Poesía cero –dado que partimos haciendo referencia a los experimentos y el papel que juegan las tecnologías digitales en este contexto creativo– está compuesto de libros y poemas pensados para ser leídos en la pantalla de un computador. Sin embargo, podemos encontrar diferencias entre las obras, dado que algunos se acercan más al formato impreso que otros. Plagio del afecto se compone de una serie de poemas  ubicados en una fila ordenada al costado derecho de la página. Al hacer click en cada uno de los “afectos”, se abre uno de los poemas. La única diferencia, en términos de estructura, con su posterior versión impresa (2010) es que en vez de pasar de una página a otra, hacemos click en enlaces. 71 (setenta y uno) y A veces cubierto por las aguas son poemas creados para ser leídos en la pantalla. El primero está compuesto de 71 poemas eróticos, los cuales están dispuestos en orden numérico. Pueden ser leídos en el orden en que son presentados o de forma aleatoria. El caso de A veces cubierto por las aguas es diferente; como si se tratase de un videojuego o de un artefacto para armar, el poema es precedido por instrucciones de lectura que establecen el marco de la búsqueda que realizará el lector: “Motor de búsqueda aleatorio en el cual el usuario accede a uno de los 39 poemas cada vez. Al desear ver otro poema, se despliega nuevamente al azar uno de los 39, pudiendo repetirse un poema visto anteriormente. Existe la opción de regresar, pero la elección de otro poema, será siempre aleatorio”. En las tres obras mencionadas, y en mayor o menor grado, se invita al lector a sumergirse en un proceso de búsqueda, tal como el autor lo hizo en Plagio del afecto con los textos científicos. 

 

La búsqueda de significado y un sentido se aprecia en los textos de Cociña, en la manera en que construye los textos y los apropia, así como también en un afán de transmisión de esa búsqueda a los lectores. El plagio no es, sino, eso: una búsqueda a partir de lo que otros han escrito, la posibilidad de crear a partir de los textos de un otro. Y en esta búsqueda existe un fuerte componente de aleatoriedad y espontaneidad. En uno de los poemas que encontramos al azar en A veces cubierto por las aguas leemos lo siguiente: “Todo proceso espontáneo, natural e irreversible, aumenta la entropía del universo. Sin embargo, las feromonas se acercan al bómero nasal, en desorden, desde la piel y como el almizcle se van a los sueños desde el hipotálamo. Es éste un acto desde el azar”.  El azar es uno de los elementos (des)estructurantes de la poesía de Carlos Cociña. Y uso “(des)estructurantes” porque el uso del formato digital en la poesía de Cociña es una estructura, desestructuradora al mismo tiempo, de la escritura convencional. El poeta es pionero en el uso de las tecnologías digitales en la poesía chilena, donde, al reverso de lo que sucede usualmente en la escritura digital, donde de lo impreso se pasa a publicar en digital, sus últimas publicaciones impresas en poesía provienen de la página web poesía cero. Por ejemplo, en Plagio del afecto, publicado impreso en 2009, este movimiento, de lo digital a lo impreso, logra producir diversos efectos en el lector, un lector que, en ambas versiones de sus poemas, es invitado a intervenir y participar, tanto a completar el trabajo iniciado por el autor, como a extenderlo, apropiarlo, plagiarlo.

Plagio del afecto es un texto compuesto por 52 “afectos” en la web y 53 en el libro impreso (el último es una página en blanco), los cuales corresponden  a textos plagiados, intervenidos y comentados por el autor. Bajo el texto se indica la referencia de la cual proviene el texto: una entrevista, un libro, un artículo, entre otros. Una referencia en blanco indica que el texto proviene de algo que el autor no recuerda. Existen vacíos entre los afectos, por ejemplo, en la versión web del libro hay saltos entre el afecto 6 y el 15 o del 19 al 33. En la versión impresa, esos saltos se transformaron en páginas en blanco, como invitando al lector a que incluya sus propios textos, distorsiones y plagios. En efecto, en la introducción del libro publicado en el 2010 se señala que “declarada terminada, editada e impresa la obra, se cierra para el autor, y la crea el lector u oyente”. De esta forma, el lector es invitado a continuar una obra en continuo proceso de creación y transformación.

La manipulabilidad es una característica intrínseca del lenguaje digital que está presente en las obras de Cociña que estamos comentando. Se trata de una estética marcada por la búsqueda, no sólo de afectar el texto en sus significados, sino que además, afectarlos materialmente. En Plagio del afecto, Cociña toma textos de diversa índole, científicos y literarios, los cuales son afectados en un doble sentido: “afectados” materialmente, al ser plagiados, manipulados y transformados con el afán de una búsqueda de significados diversos; y afectados en términos de otorgarles un “afecto”, en cuanto los extractos seleccionados por Cociña, provenientes de textos usualmente fríos y técnicos, adquieren una emocionalidad y una calidez que el autor transmite al intervenirlos poéticamente y al ponerlos en contacto con otros textos. En este proceso, la emoción, el afecto, el amor y la reflexión sobre la vida constituyen el lazo vinculante. Así, un lenguaje considerado “frío”, como el de la ciencia, alejado de la emotividad que evoca la poesía, adquiere una afectividad que se explica por una búsqueda, la del autor, y también por la manera en que estos fragmentos se encadenan, tanto temáticamente, como con el lector, quién es interpelado a realizar su propia búsqueda de “afectos”. Estos “afectos”, en suma, refieren a la dimensión emotiva, pero también al acto de “afectar”, donde el texto, el autor y los lectores son afectados, materialmente, por el lenguaje.

En 71 (setenta y uno), pero de forma más patente en A veces cubierto por las aguas, el azar también juega un papel fundamental, dado que estamos invitados como lectores a explorar los textos poéticos que se nos presentan aleatoriamente. A veces cubierto por las aguas adquiere diversas combinaciones cada vez que se ingresa al poema y se presiona “otro”. Lo que leo no es lo mismo que lo que lee otro lector, dado que depende de las combinaciones que el motor aleatorio del programa me entrega. De esta forma, el lector es interpelado a armar un puzle poético, a realizar una búsqueda a partir de lo que el lenguaje digital, detrás de los textos escritos-verbales, le va entregando. Se genera en los lectores un deseo de búsqueda, tanto dentro del poema como fuera de él. ¿Por qué no incluir mis propios fragmentos? ¿Por qué no continuar los textos y los caminos propuestos por el autor?

En A veces cubierto por las aguas, en una de las tantas búsquedas que he realizado, me encuentro con el siguiente poema: “Del orden de los afectos es el proyecto del lugar en que estamos. La ceremonia de las construcciones adquiere sentido cuando la elevación, en cotidiano, elimina la perspectiva de la isla. Entre ambas situaciones, se traspasan energías como si la laxitud de los árboles desconociera lo que parece constancia en lo que llamamos bóveda. Aquélla es vista como inmovilidad, pues la evidencia de la misma la asignamos a las actitudes con que nos acercamos a la orilla. Es un espejismo salir a navegar cuando efectivamente no nos hemos alejado más allá de dos pasos o brazadas”. Cociña interpela a sus lectores a salir de ese espejismo, a lanzarse a la búsqueda, a “afectar”, en el doble sentido que identificamos en sus poemas, tanto los textos como todo lo que nos rodea.

En las poéticas del plagio de Cociña, no sólo el poeta se convierte en un hacker de la escritura. Nosotros, los lectores, también somos llamados a serlo. Cociña reafirma la idea de que la piratería forma parte de la estética de nuestra época. El plagio es parte de su proceso creativo, en un proceso de apropiación donde los textos adquieren un significado distinto, porque es su intervención y el contexto de recepción los que marcan la diferencia. Así nos preguntamos, como lo hace el narrador de Diario para un cuento de Cortázar[1], si no será eso finalmente lo que entendemos por literatura.

 

Referencias

 

Cociña, Carlos. A veces cubierto por las aguas. Web, octubre 2015. www.poesíacero.cl.

___________. 71 (Setenta y uno). Web, octubre 2015. www.poesíacero.cl.

___________. Plagio del afecto. Web, octubre 2015. www.poesíacero.cl.

__________. Plagio del afecto. Santiago: Ediciones tácitas, 2010.

Cortázar, Julio. Diario para un cuento. Cuentos Completos (tomo 2). Pp. 487-509.Madrid: Alfaguara, 1994.

Cussen, Felipe. ""Desde el tímpano hacia adentro" entrevista a Carlos Cociña." Revista Chilena de Literatura [En línea], 0.77 (2010): s. p. Web. 8 nov. 2015. http://www.revistaliteratura.uchile.cl/index.php/RCL/article/viewFile/9050/9009

[1] “No me acuerdo, cómo podría acordarme de ese diálogo. Pero fue así, lo escribo escuchándolo, o lo invento copiándolo, o lo copio inventándolo. Preguntarse de paso si no será eso la literatura” (Diario para un cuento 500)

Carolina Gainza

Carolina Gainza Cortés (Socióloga y Máster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile; Phd en Hispanic Languages and Literatures, University of Pittsburgh) es profesora e investigadora de la Escuela de Literatura Creativa de la Universidad Diego Portales (Santiago, Chile). Su principal área de investigación se relaciona con la cultura y humanidades digitales, donde reflexiona sobre las formas de creación y las estéticas de lo digital, las formas de circulación de la cultura y el conocimiento, los lenguajes, y las formas de subjetividad que se han desarrollado en el siglo XXI. Actualmente trabaja como directora y co-directora en diversos proyectos de investigación en temas de literatura y cultura digital, tanto a nivel nacional (Conicyt) como internacional (Youngstown State University). También dirigió la Revista Laboratorio entre los años 2013 y 2017 (http://revistalaboratorio.udp.cl/)   y participó como curadora de la 13ª Bienal de Artes Mediales en 2017 (http://www.esteticasdigitales.cl/). Los resultados de sus proyectos se encuentran publicados en www.culturadigitalchile.cl.