Tags

Autores

Artículos relacionados

¿A quién le entregamos nuestra información?

La muerte online

Protesto ergo sum

Nivel de confianza: una pieza de Rafael Lozano Hemmer

Redes móviles para comunidades libres. Entrevista con Efraín Foglia

Entrevista con Luca Carrubba: El videojuego como espacio crítico

Resistencias cyborg

Freak-mutante, un conjunto de construcciones poéticas.

Manifestaciones de hologramas y mercantilización del activismo

Efecto boomerang: el tránsito por el panóptico digital

Twitter o la vida

De filosofía y videojuegos

Don't look back: Orfeo en pixeles

La tecnología como prótesis

Neil Harbisson y Moon Ribas: dos cyborgs en busca del sentido

De la crítica de la tecnología al universo cyborg

Entrevista con Javier Celaya: ¿Cómo sería el libro del futuro?

Escritores de pantallas: nuevas tecnologías y escritura colaborativa

Lectura HACKER

Por la reivindicación de una nueva forma de hacer filosofía. Entrevista con Eurídice Cabañes

Tecnofeminismo. Apuntes para una tecnología transfeminista (versión 0.3) *

Fabricar Historias de Chris Ware: ¿el fin de la lectura lineal analógica?

Traficantes de sueños, un espacio de libre reproducción de conocimiento

Tecnologías abiertas para democratizar la cultura

La herramienta transfronteriza para inmigrantes

Y esa grieta, ¿ya estaba o es de ahora?

Sexualidad más allá del género: los videojuegos como laboratorio

Los últimos programadores de dormitorio

Bienvenidos al mundo de Mother 3

La conciencia: la última frontera de 'lo humano'

Entrevista con Katia Vega: Artículos de belleza que expanden el cuerpo.

Hologramas libres

The Wilderness Downtown

Ofensiva transhackfeminista

Hackear la cultura: poéticas del plagio en la poesía de Carlos Cociña

El libro es una máquina. Entrevista con Belén Gache

Literatura en dispositivos móviles

El orden de la tierra: la distancia, el silencio, la luz

Google Images: género y la política de la verdad

Apuntes desde un cinema errático

De la ecopoética y los medios dislocativos

Autoría distributiva y comunidades creativas

Las representaciones del sujeto en internet (Primera parte)

Las representaciones del sujeto en internet (Segunda parte)

Criptógrafas Latinoamericanas

Internet Feminista ¿qué es este espacio que habitamos?

Bestiario de bots

Hacedoras de ruido

Los límites de las noticias

La contrición de Mark

Sobre los afectos y efectos de dos videos virales

La infraestructura de Jodi

El Memex y la bomba atómica

Because Internet, de Gretchen McCulloch

Lo que se lleva el viento

Net.art Arqueología del arte electrónico

Imágenes de la inmovilidad

Entrevista con Johannes Thumfart: Los programadores son los nuevos sacerdotes

Por Johannes Thumfart y Mónica Nepote /

3 jun 2015

Doctor en filosofía política, Johannes Thumfart habla en esta entrevista acerca de cómo hemos transitado de la utopía y la fe en Internet a la desencanto y la sospecha de lo que ocurre en la red. En esta conversación revisamos la complejidad de la democracia en línea, la función de la red como panóptico y el cotrapunto de la inteligencia de enjambre que se da entre los usuarios.

 

Mónica Nepote: ¿Cuáles serían los cambios sociales que ha traído Internet?

 

Johannes Thumfart: En La sociedad red, Manuel Castells ha investigado esta pregunta. Castells cree que la sociedad actual ya no tiene centro, sino que cada nodo está conectado con otro; es una sociedad horizontal, una sociedad de información. Para él, el Internet es sólo un síntoma de este nacimiento de la sociedad de las redes. Otros síntomas son los mercados financieros, la globalización y la cultura asincrónica de la postmodernidad, en especial para los países como México, donde hay redes de tribus que todavía tienen poder. Pero éste era el panorama en los 90, cuando Internet era parte de un gran diseño.

Algo que cambió en los años 00’s (la década de los Noughtiees) es que se postuló al Internet como una idea más o menos materialista. Howard Rheingold y Clay Shirky, los "profetas de la Internet", dicen que Internet es una máquina, una cosa técnica que cambia por sí misma a la sociedad. No se trata de un cambio general sino uno ocasionado por los medios de producción en el estilo analítico del marxismo ortodoxo, que plantea preguntas eternas: ¿qué es el hombre? ¿qué es justicia? ¿qué es política? Y por eso los medios tienen una relevancia, el Internet tiene una relevancia.

  

MN: Y esas preguntas, o sus respuestas, ¿cómo se reordenan en estos medios?

 

JT: Creo que el punto de inicio, desde el materialismo, trata de ser justo. Las condiciones de trabajo, hablando de Marx, han cambiado; los medios de comunicación han cambiado y, naturalmente, esto cambia a nuestra sociedad pero no del todo. Ese es mi punto de desacuerdo con Rheingold y Shirky. Un medio técnico no es suficiente para cambiar una sociedad. Por ejemplo, podemos ver que China y Rusia, ambos tienen sistemas autocráticos y totalitarios que viven con Internet. En occidente la situación es diferente; es una sociedad conectada mediante redes que es, aparentemente, más democrática. Esta es la prueba de que la tesis de los 00’s, en la que un medio de comunicación es suficiente para cambiar una sociedad, es falsa.

El Internet es un fenómeno como todos los demás fenómenos, como la agricultura, como el nacimiento del Estado, la producción de armas, cosas que tienen un significado muy importante para la sociedad. Pero la pregunta no se responde. ¿Qué hacer con este medio de producción? Pensar en Internet es pensar en qué hacer con esta herencia, pero no podemos pensar que el Internet puede cambiar el mundo.

 

MN: No podemos negar que nuestras vidas están marcadas por el uso cotidiano de la tecnología. El asunto es que ese cambio parecía también llegar a nuestra forma de relacionarnos y organizarnos, a través de las redes sociales... para ti ¿esto no es posible?

 

JT: Si tú hablas, por ejemplo, de: Los muertos indóciles. Necroescrituras y desapropiación (Cristina Rivera Garza, 2013), donde ella tiene una idea muy utópica sobre la literatura en Twitter. Como muchos otros, piensa que Twitter, como herramienta, técnica es suficiente para producir una sociedad más allá del individuo, más allá de la competencia, una sociedad más comunicativa y más comunitaria. Pero esto no es lo que pasa; Twitter es una empresa que tiene acciones en la bolsa desde hace algunos años, y cada persona que lo utiliza genera valor para esta empresa. Twitter no es ni el fin del neoliberalismo, ni es post-neoliberalismo, es la la cara más fresca del neoliberalismo. Howard Rheingold y Shirky creían que esto sería un mercado nuevo donde todo iba a cambiar, todo se democratizaría; tenían una visión marxista de una sociedad que se reapropia los medios de producción. Pero no es el caso, de hecho las empresas importantes en el mercado digital son Facebook, Twitter, Google, Yahoo y Amazon.

 

MN: Con esto, ¿qué hace un ciudadano en cuanto al uso tecnológico?

 

JT: La mayoría de nosotros, y me incluyo, somos de alguna manera iletrados porque no podemos programar, no podemos escribir nuestro propio código fuente. No podemos desarrollar nuestras propias herramientas de comunicación. Por ejemplo, Diaspora hizo un proyecto de open source hecho por sus miembros y para sus miembros. Pero la gente no la usa porque es más fácil utilizar Facebook y contribuir con su vida a la riqueza de Facebook. Esto es un problema: somos iletrados y somos demasiado flojos. No se comprende que la tecnología, como dice Heidegger, no es una cosa neutral del todo. La tecnología no es la cosa más importante de la sociedad, es el asunto ideológico detrás de ella. La tecnología tiene estructuras en sí misma, por ejemplo, la infraestructura del Internet es controlada también por algunos nodos: en europa están Frankfurt y Ámsterdam, no hay más. Esta estructura es en sí misma política, es la encarnación de una idea política.  

Creo que cada ciudadano debe tomar por sí mismo la decisión de utilizar software y herramientas abiertas y libres, que es lo que Internet era en un principio. Esta es una decisión individual, bastante difícil porque somos flojos como consumidores y usuarios de tecnología.

 

MN: Somos iletrados, como dices, ¿pero sería diferente si aprendiéramos a programar como aprendemos a leer y a escribir?

 

JT: Esto es interesante. Para un historiador de Filosofía como yo, está la idea de la Edad Media: cuando sólo los sacerdotes podían hablar latín; el latín era un idioma sagrado, un idioma de poder, y el pueblo común no podía hablar ese idioma. Los programadores son como los sacerdotes de nuestro tiempo. Lo que debemos hacer es aprender este idioma y utilizarlo en nuestro favor. Esto ha pasado muchas veces. En el tiempo de Lutero, en el siglo XVI, los medios impresos, la invención de la imprenta, cambiaron la estructura política de esa sociedad de manera que la gente comenzó a publicar textos en su propio idioma, en alemán, en inglés y en francés. Esto destruyó el poder de la Iglesia.

 

MN: Quizá la primera utopía planteada desde Internet era la posibilidad de construir, desde la ciudadanía, una especie de cuarto poder. Por otra parte, históricamente nunca se habían leído tantas opiniones, nunca nos habíamos expresado tanto como ahora. Cualquier persona conectada que tenga una idea o un comentario, del más lúcido a lo más banal, tiene une espacio para publicar. En ese mar de contenidos ¿cómo navegar?, estamos muy cerca de nuestros amigos pero también de nuestros enemigos, de ideologías similares y de ideologías contrarias. ¿Cómo interpretas esta democratización de la opinión?

 

JT: De alguna manera permanecí muy escéptico hasta este momento. La democratización en el Internet existe. Por ejemplo, en Alemania tres políticos han tenido que renunciar a sus puestos porque su trabajo de doctorado contenía cosas plagiadas, como grupos en internet han investigado. Internet ha cambiado la democracia, pero no en todos los países. Depende del contexto. Durante la revolución egipcia surgieron burbujas de democracia, donde hubo un contexto artificial logrado por algunos estudiantes que alcanzaron mucha visibilidad en el mundo, es decir, aparentemente había una revolución digital, pero no había realmente un contexto en el país que justificara la revolución ni una fuerza política real que pudiera mantener una situación democrática.

No debemos olvidar que la democracia no es necesariamente una cosa buena. Para Platón era muy claro que la democracia produce una falta de orientación. En Platón la democracia es el punto en el que el Estado caería necesariamente, porque sólo habría intereses particulares de algunos individuos y no habría orientación o intereses que pudieran proteger a la comunidad. Y esto pasa con el Internet. Si tú hablas sobre la onda de información a la que nos enfrentamos podemos ver que en el Internet también hay este efecto en que la información relevante puede desaparecer en esta onda de información democrática. 80 o 90 por ciento del contenido en Internet puede ser de blogs sobre uno mismo, sobre las vacaciones, cosas falsas de partidos políticos extremos, una diversidad de falacias. Entonces, ¿qué hacer aquí? Creo que lo importante es concentrarse en los aspectos técnicos. Eli Pariser, ha escrito sobre la función editorial de los algoritmos. El problema aquí no es que haya tanta información sino que los algoritmos que utilizan Google, Yahoo o Facebook no tienen una responsabilidad editorial. No hay educación editorial para la gente que programa los algoritmos de los sitios más importantes de información en el mundo.

Son los problemas de la democracia. Los Estados Unidos no son un sistema democrático, son un sistema republicano y lo republicano dice que hay algunas élites en una democracia que tienen la responsabilidad de tomar estas decisiones: qué publicar o qué no publicar. Esto no es censura. Žižek llama a esto la semilla autoritaria dentro del liberalismo. Es como un discurso en Alemania de Carl Schmitt, este gran crítico de la democracia del liberalismo, quien dice que la democracia no puede sobrevivir si no hay instancias que puedan producir de alguna manera un comportamiento ético que es también un comportamiento en un contexto de jerarquías. Pero es difícil, porque cada jerarquía que hemos vivido en la historia ha sido una jerarquía más o menos mala. Las élites comunistas no eran mejores que las élites de la derecha y no son mejores que las élites de la democracia hoy. Entonces, no es claro cómo responder a esto.

MN: Aquí hay un punto delicado: la posibilidad de un discurso responsable y de la autorregulación. ¿Pero qué quiere decir esto en cuestiones pragmáticas?

 

JT: He hablado sobre élites antes. Normalmente el Internet ha producido sistemas más o menos estables sin estas autoridades. ¿Cómo lo ha hecho el Internet? ¿Cómo funciona Airbnb, por ejemplo? Gente que nunca se ha visto ofrecen su casa, y casi nunca ha habido algún caso en el que una persona robe una casa. ¿Cómo funciona esto? Esto funciona con un sistema de checks and balances, un sistema de vigilancia de enjambre, un sistema de feedback. Si hago una cosa mala, yo tengo un feedback que es público, y esto realmente produce un mejor comportamiento en la gente. El discurso puede ser cambiado de esta manera. Aquí un ejemplo de mi vida, que es muy embarazoso pero interesante. Cuando había violencia en contra de los maestros en el Zócalo yo estaba en Estados Unidos y quise involucrarme en este discurso en Twitter. Una persona de este partido [sindicato] de los maestros ha posteado una imagen en que una persona del ejército ejerce violencia en contra de un manifestante. Yo he retuiteado esto y he dicho, “así es como los mexicanos tratan a sus maestros”. En unos segundos algunos mexicanos me dijeron que ese no era el uniforme del ejército mexicano, esto es de otro país. Esto fue muy vergonzoso. He cancelado el tuit pero no he ha desaparecido, por que otros ya me han citado durante toda esta discusion. Sería, durante cinco años, visible que yo he cometido este error. Es un buen ejemplo de cómo este ciudadano mexicano ha hecho algo de crítica de mucho valor, y no tiene que ser una persona de las élites, puede ser un ciudadano cualquiera. Dice Howard Rheingold que si leemos a Foucault y la historia del panóptico, no podemos olvidar que las sociedades necesitan castigos. Es simplemente un sueño de la izquierda radical o de los anarquistas, que las sociedad pueden sobrevivir sin un sistema de castigo. Así es cómo el Internet puede castigar discursos falsos o puede producir responsabilidad. Rheingold habla de un panóptico democratizado en que cada uno vigila al otro.

 

MN: En contrapunto a esta vigilancia tenemos la inteligencia del enjambre, que es algo de lo que antes has hablado.

 

JT: La inteligencia de enjambre es un fenómeno en la biología: cómo los enjambres producen un comportamiento inteligente sin una instancia central. Esto es, cómo las abejas hallan lugares para construir sus nidos, cómo las termitas construyen sus rascacielos impresionantes si no hay una instancia central.

Esa es una idea bastante vieja en el pensamiento occidental. El liberalismo económico comienza con la fábula de las abejas de Mandeville; creo que es en el siglo XVII, que produce esta fórmula "private vices, public benefits", y con la inteligencia de enjambre la tontería privada puede ser inteligencia común si hay este proceso de emergencia. Podemos verlo en los mercados. Es un sistema que no aplica exclusivamente al Internet, pero sirve como lugar experimental donde pueden producirse estas maneras de un discurso de inteligencia de enjambre. Un ejemplo clásico es Wikipedia, no es escrito por editores o por autores profesionales y normalmente es más o menos preciso, más o menos justo. Aquí tenemos otra vez el problema en que sólo el 2% de personas que tienes acceso a Wikipedia son las que realmente hacen esta página y todo el tiempo hay estas élites digitales que son más importantes en la inteligencia de enjambre.

Podemos explicar esto con la teoría matemática de las redes que dice que cada red libre, en cada situación de redes (pueden ser redes técnicas, económicas, sociales) hay nodos que están desproporcionalmente más conectados que otros nodos. Entonces está este proceso al que Marx ha llamado la acumulación. La acumulación de información, la acumulación de acciones, es un fenómeno en el cada proceso de inteligencia de enjambre es confrontado porque de hecho esto destruye la inteligencia de enjambre. Como lo prueban los mercados financieros, donde hemos visto desde 2008 que la economía liberal no funciona porque hay algunos jugadores que no pueden perder, entonces estos nodos too big to fail, son demasiado grandes para ser castigados.

 

MN: Se dice que el 2013 fue el año en el que se militarizó Internet, es decir, se descubrió que empresas como Google, Facebook, etc., están al servicio de esta inteligencia que nos vigila. Pensando en el caso Edward Snowden ¿Nos estamos relacionando de otra forma con Internet?

 

JT: Este discurso no es tan claro, porque son organizaciones secretas quienes controlan esto y podemos estar seguros de que las revelaciones hechas por Snowden no son las últimas. Pero no sabemos realmente dónde estamos en este momento con este discurso; está claro que la monopolización del mercado digital ha producido una situación favorable al gobierno de los Estados Unidos para controlar todas las redes globales de esta manera. Hay un imperialismo digital, y creo que la vigilancia no es tanto el problema, sino el imperialismo digital, que la gran mayoría de las empresas de Internet sean de los Estados Unidos y que éste sea el gobierno que regule todo.

Ahora, algunos que saben más que yo, dicen que la vigilancia política no es la vigilancia importante sino que la importante es la vigilancia económica. Pero esto no es culpa de los Estados Unidos, el problema es que otros países simplemente no gastan lo suficiente para el desarrollo. Creo que en Alemania es el 2.7% del PIB y en Estados Unidos el 7%. Naturalmente tienen tecnología mucho más desarrollada.

 

MN: Y también estamos asistiendo a esta creación de nuevos héroes, la resistencia se focaliza en figuras como Edward Snowden o Julian Assange. En algún momento se dijo que el caso Snowden demostraba una batalla ganada por la ciudadanía ante el poder de un gobierno como el estadounidense. No sé qué tan cierto sea, pero si lo vemos desde afuera como una proyección o como un juego político, ¿cómo se relaciona un gobierno con sus ciudadanos y cómo existe esta necesidad al sentir que estar del lado de la resistencia funciona?

 

JT: No sé qué podríamos imaginar en países como Suiza. Puede ser que en el futuro haya países como Suiza o como Islandia que dicen, “nuestros servidores son seguros, no pueden ser atacados por Estados Unidos.” Esto puede ser si hay un incentivo económico para generar esta manera de resistencia, si es así, seguramente algún gobierno lo va a hacer. Esto es lo bueno del capitalismo. Ahora, los casos de Assange y Snowden claramente han demostrado que la gran mayoría de los gobiernos no pueden hacer nada y no quieren hacer nada en contra, porque a veces los Estados Unidos y la NSA hacen el trabajo sucio que, por ejemplo, el gobierno de Alemania no podría hacer por su Constitución. Esto es muy claro, la sociedad de las redes no es tan simple, hay un país que controla a todos. Hay redes de élites internacionales con grandes intereses. Como decía Heidegger sobre los campos de concentración: No creo que haya una solución. En la tecnología hay una tendencia a producir una situación totalitaria. ¿Qué hacer? No sabemos.

Johannes Thumfart

Doctor en filosofía política

Este año su libro Pensar en Internet será publicado por la Universidad Iberoamericana.

Mónica Nepote

Editora y escritora.

Está al frente del proyecto E-literatura del Centro de Cultura Digital