Tags

Autores

Ethel Rueda

Estudió filosofía y un poco lengua y literaturas hispánicas. Ha escrito para publicaciones académicas y feministas y participado en proyectos que entrelazan la tecnología, la filosofía y el feminismo. A veces también escribe sobre cine. Le gusta pensar acerca de las instituciones académicas, el sexo, la tecnología, y las formas específicas en las que se relacionan. Es nerd de las películas y todas las cosas relacionadas con lo queer. Vive en la Ciudad de México, y tiene twitter @alzilei 

Marat Ocampo

Maestro en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.  Licenciado en Filosofía por la UNAM y en Administración por el ITAM. He trabajado en los últimos años tanto en proyectos de en la FFyL de la UNAM como en la Industria Farmacéutica. He sido administrador de proyectos de Tecnologías de Información, Recursos Humanos y Desarrollo de Infraestructura. He dirigido la construcción de 2 plantas farmacéuticas. He participado en el proyecto “Estrategias de Lectura de la Antigüedad Clásica” y participé en los proyectos “Estrategias Filosóficas de Lectura”, “Cine y Filosofía. Poéticas de la condición humana”. He publicado en conjunto con otros investigadores el artículo Documenting Horizons of Interpretation en la Literary and Linguistic Computing Journal de los Oxford Journals entre otros. También ha trabajado en “Presta Tu Voz”, organización destinada al desarrollo de materiales digitales para estudiantes de carreras profesionales con limitaciones y deficiencias visuales. Terminé la maestría con el proyecto “Meister Eckhart: Enunciación mística y poder” orientada a una análisis del problema técnico en la enunciación negativa en los sermones alemanes del Meister Eckhart. Planeo un proyecto para Doctorado sobre le problema de la negatividad en los ejercicios tecnológicos contemporáneos. Es decir, computadoras y lenguaje negativo. Las últimas ponencias presentadas en coloquios han sido sobre “Batman como un problema de mediaciones: del comic, a la televisión, al cine, a los videojuegos” y “Sobre Chappie y Ex-Machina como análisis de la producción de una noción de Inteligencia Artificial”  Twitter: @elJabberwocky

Artículos relacionados

Los límites de las noticias

Falsedad e invención

Por Ethel Rueda y Marat Ocampo /

27 mar 2018

¿Qué es una noticia falsa? ¿A qué se opone? ¿Cómo distinguirla de otro tipo de discursos? Para definirlas tenemos que ubicar sus condiciones y sus mecanismos de producción y distribución ¿Cómo se producen las noticias falsas? ¿Cómo se distribuyen? ¿Qué efectos tienen?

Plantear la distinción entre noticias falsas y sus contrarios nos devuelve irremediablemente al problema de la credibilidad y la verosimilitud como categorías ajenas a la afectividad y el poder, alineadas con una carga ética: la verosimilitud conlleva una responsabilidad con el público, porque tiene la capacidad de influenciarlo. Pero ¿qué significa la falsedad de las noticias falsas? ¿Qué es una noticia falsa? ¿Cómo se produce? ¿Cómo identificar la distinción entre noticias falsas y noticias verdaderas? Una de las condiciones que posibilita la aparición y distribución de noticias falsas en internet, en particular las difundidas en redes sociales, es la noción idealizada sobre estas plataformas de interacción social como vehículos de información y de conocimiento valioso: como modo de democratización de la verdad.

. “Y ahora es momento de revisar las historias cuidadosamente seleccionadas que han sido elegidas para manipular tus emociones e ideas." Vía

Redes como Facebook pretenden hacerse cargo, no tanto de la distribución como mecanismo informativo, sino de la producción de un nuevo espacio político. Estos nuevos espacios políticos aún pasan por una idealización de ciertas formas discursivas, por ejemplo las noticias, como espacio de conversaciones significativas, racionales. Pensando que las noticias ya no operan dentro del mismo mecanismo de distribución de los periódicos y revistas, y tampoco trasladan esos mecanismos tradicionales de información a las redes sociales. Si la idealización de los discursos es la que permite la estructuración de las noticias falsas, la construcción de ese nuevo espacio político no destruye en realidad los mecanismos tradicionales, sino que los desplaza, les asigna otras funciones, incorporándolos a un nuevo paradigma político.

Las redes sociales intensifican el proceso en el que las noticias son articuladas, por medio de ejercicios de poder, como productos de consumo. Se trata de un mecanismo político que intenta colocar una opinión, en muchos casos “oficial”, sea de Trump o de algún político mexicano, como una noticia. Trump ve la televisión y emite un juicio, que no requiere ser veraz, sino conveniente. Se trata de atraer los contenidos a la configuración de su persona. No importa tanto si sus comentarios son verdaderos o falsos, sino si son productivos como un mecanismo capitalista y práctico.

La trivialidad es parte de la estructura de las noticias falsas. Este es un punto clave, tiene que ver con el ejercicio de mediación al que pertenecen las noticias falsas. La trivialidad se rebela, no contra una noción de verdad o veracidad, sino contra una noción de seriedad, contra la idealización. Cuando Ulises Carrión aborda la producción de las noticias falsas (Gossip, Scandal and Good Manners, 1981), no construye una narración que compare un tipo de estrategia sobre lo trivial y lo relevante en contraposición a la verdad, sino que sostiene la producción de veracidad como ejercicio de publicidad, elemento que pertenece a un campo de validación de la opinión en tanto que mecanismo de poder, frente a discursos que subrayan la opinión y la parcialidad del conocimiento como muestras de debilidad argumentativa.

“No estoy seguro si noticias falsas o noticias verdaderas”. vía

El despliegue de las noticias falsas, sin embargo, no queda resuelto con decir: son publicidad. En un ecosistema mediático como el actual donde las únicas noticias que valen la pena son las que hacen que el consumo de publicidad se realice cotidianamente y de forma compulsiva. Lo importante parece ser leer, cada día, un periódico sin importar la seriedad o puerilidad del contenido. A pesar de que Facebook, Twitter, Snapchat, Instagram, o cualquier otra plataforma, buscan y dependen de mecanismos que logran introducir publicidad dentro del flujo de eventos, o de la comercialización de los datos personales, no se trata en estas plataformas de propiciar el consumo exacerbado, sino de que la estadía en el proceso de información-publicidad permite la gestación de lugares de exploración, a partir de los cuales los usuarios obtienen placer, sensación de comprensión y capacidad de seguir viviendo.

De cierta forma, la colisión entre lo publicitario y lo noticioso en las noticias falsas proviene de un sistema de consumo que es un “laberinto sin centro”. Esta metáfora habla de un proceso de conocimiento que no tiene ninguna direccionalidad final, un movimiento sin eje aparejado a un sentimiento de desesperanza, un modo de habitar un sistema fallido, que faculta la producción noticiosa como publicidad.

Las noticias falsas se oponen al deseo de verdad, de verosimilitud, de compromiso con el público, no a las noticias verdaderas. Incluso una noticia que podríamos considerar como "verdadera" puede operar como una noticia falsa, porque las noticias falsas no son el contenido presentado como noticia, sino un tipo de estímulo, un dispositivo que genera una reacción afectiva. Las noticias falsas no se valúan por un rasgo documental, sino productivo. Así las noticias falsas tiene que ser pensadas en instancias y mediaciones distintas al periodismo que investiga, que documenta aceptando lo real, y lo comunica a un público, sea de forma seria o trivial. No se trata de una forma de la verdad que logrará separar el mal y el bien, lo significativo de lo irrelevante, la paja del trigo, sino que en el performance de lo patético y desagradable se atestigua una corrupción grotesca, que reafirma la carencia de una modalidad ética en lo noticioso. Las noticias falsas muestran un ejercicio de lo político como consumo. Y el consumo no tiene la obligación de ser responsable.

Si en efecto las noticias falsas señalan un desgaste en las formas tradicionales de producir efectos de verdad (como el criterio de autoridad y el fact checking), también hay que señalar que no se difunden solas en un medio tecnológico, sino que hay un sentido en su difusión, sólo que no se trata de un sentido puesto por un criterio diferenciador entre verdad y falsedad sino, como decíamos antes, por la relación de consumo entre los sistemas mediáticos y las subjetividades.

El fotógrafo Jean Fontcuberta trató de abordar un proceso similar en varios de sus proyectos fotográficos, tales como Fauna de 1989, en el que inventó animales, los colocó en museos y los fotografió como si fuera un tipo de documentación de especies animales nuevas. La producción de animales “falsos”, de eventos “falsos”, sólo es un subproducto de este ejercicio. La distribución de ejercicios como este, que transgreden la veracidad y la verosimilitud en los medios sociales, es un segundo paso de intermediación. Si bien su funcionamiento no requiere que nadie crea en una noticia falsa, nos devuelve a la pregunta de qué es una noticia, cómo se distingue de otros tipos de discursos menos “significativos”.

Fragmento de un sketch de la visita de Trump al Vaticano, que simula un intento de tomar de la mano a Francisco I. Muchas personas pensaron inicialmente que esto en efecto había ocurrido, pero la escena fue grabada para un programa de comedia. Vía

 

Las noticias falsas operan en la inestabilidad interpretativa: un correlato de las noticias falsas podrían ser los reality shows. Su opuesto no serían las noticias verdaderas, sino los influencers, los trend setters, como lo opuesto de Trump no es Obama, ni Clinton, ni Putin, ni Merkel, sino Ellen DeGeneres. A Fox News se oponen YouTube, Snapchat, Instagram, BuzzFeed, no porque sean veraces, ya sea bajo un criterio de verdad o de credibilidad, sino precisamente porque no lo son. Funcionan asumiendo perspectivas fragmentarias, parciales, temporales, contradictorias, incoherentes, orientadas siempre a la publicidad y al consumo.

Dicho mecanismo es susceptible de lograr efectos que los discursos con pretensión de verdad no alcanzan, porque dichos discursos apelan a una subjetividad que construye su acción política a partir de un anhelo de objetividad, de veracidad, de justicia. Esa forma de la subjetividad se traduce en usuarios y consumidores que se preguntan por la posibilidad de la verdad y las condiciones de la falsedad, suponiendo que pueden diferenciar con claridad lo falso de lo verdadero.

Lo cierto es que esta distinción se muestra obsoleta e ilusoria, el deseo de verdad sólo es visible de manera superficial, dado que requiere de la verdad en tanto que dispositivo de producción de ciertos efectos políticos, y por lo tanto refiere también, aunque de manera subrepticia, a la verdad como generación incesante de impulsos, como dispositivo de entretenimiento, un entretenimiento de naturaleza virtuosa: la objetividad, la justicia social, etc.

En esta función de la verdad, la viralización no es el problema, tampoco lo es la retórica que apela al sentimiento más que a la razón, ni la falta de profundidad, de relevancia, o de permanencia. El problema es el menosprecio a un público que ya no requiere ni siquiera la ilusión de verdad.

Las noticias falsas asumen y configuran una subjetividad que obtiene cierto placer (un efecto sensible, y de recompensa) en dejarse influenciar por algo que podría ser falso, por tratarlo como si fuera verdadero, a sabiendas de que podría no serlo. De nuevo: no tienen que ver con la veracidad, sino con una disputa sobre quién puede ser el centro de atención, quién tiene el micrófono. Requieren de una desvinculación profunda de todo criterio de verdad, porque su funcionamiento depende del vaivén constante y acelerado entre seriedad y ligereza, y es precisamente de esa forma como desarticulan los límites tradicionales del discurso: no se dejan de mover, desestabilizan.

Igual que Trump, las noticias falsas acaparan el micrófono. Monopolizan la narrativa discursiva y los efectos sensibles, porque todo les está permitido, porque poseen todo el rango emocional que falta a los discursos con pretensión de verdad. La pelea está arreglada desde el inicio: no pueden ser desacreditadas, porque nunca intentaron tener credibilidad. Nunca intentaron ser otra cosa que estímulo, ruido, exceso.

 

 

Ethel Rueda

Estudió filosofía y un poco lengua y literaturas hispánicas. Ha escrito para publicaciones académicas y feministas y participado en proyectos que entrelazan la tecnología, la filosofía y el feminismo. A veces también escribe sobre cine. Le gusta pensar acerca de las instituciones académicas, el sexo, la tecnología, y las formas específicas en las que se relacionan. Es nerd de las películas y todas las cosas relacionadas con lo queer. Vive en la Ciudad de México, y tiene twitter @alzilei 

Marat Ocampo

Maestro en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.  Licenciado en Filosofía por la UNAM y en Administración por el ITAM. He trabajado en los últimos años tanto en proyectos de en la FFyL de la UNAM como en la Industria Farmacéutica. He sido administrador de proyectos de Tecnologías de Información, Recursos Humanos y Desarrollo de Infraestructura. He dirigido la construcción de 2 plantas farmacéuticas. He participado en el proyecto “Estrategias de Lectura de la Antigüedad Clásica” y participé en los proyectos “Estrategias Filosóficas de Lectura”, “Cine y Filosofía. Poéticas de la condición humana”. He publicado en conjunto con otros investigadores el artículo Documenting Horizons of Interpretation en la Literary and Linguistic Computing Journal de los Oxford Journals entre otros. También ha trabajado en “Presta Tu Voz”, organización destinada al desarrollo de materiales digitales para estudiantes de carreras profesionales con limitaciones y deficiencias visuales. Terminé la maestría con el proyecto “Meister Eckhart: Enunciación mística y poder” orientada a una análisis del problema técnico en la enunciación negativa en los sermones alemanes del Meister Eckhart. Planeo un proyecto para Doctorado sobre le problema de la negatividad en los ejercicios tecnológicos contemporáneos. Es decir, computadoras y lenguaje negativo. Las últimas ponencias presentadas en coloquios han sido sobre “Batman como un problema de mediaciones: del comic, a la televisión, al cine, a los videojuegos” y “Sobre Chappie y Ex-Machina como análisis de la producción de una noción de Inteligencia Artificial”  Twitter: @elJabberwocky