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La infraestructura de Jodi

Por Alexander R. Galloway /

15 oct 2018

Podrías preguntarle a cualquier artista contemporáneo, como una especie de prueba de fuego, la siguiente secuencia de interrogantes: ¿Crees que tu trabajo es primariamente “en” lo digital o primariamente “entre” lo digital? ¿Es la computadora un elemento incidental en tu trabajo, una herramienta como cualquier otra? o, ¿la computadora es el centro de lo que haces? ¿El arte debería orientarse hacia lo digital? ¿O debiera simplemente vivir en lo digital, mientras se preocupa de otros temas?

La estética digital puede referirse al “medio” de lo digital, esto incluye todas las herramientas y tecnologías que habitan la vida contemporánea. Al mismo tiempo, la estética digital puede referirse al contexto, es decir un “contexto digital” o una “condición de redes”—esta última, net condition, es el título de una exposición de net art de 1999 que tuvo lugar en ZKM de Karlsruhe. Los artistas tienen ideas particulares sobre la estética digital, como también es claro, los científicos de la computación. A veces esas ideas se sobreponen y a veces no. ¿Puede lo digital ser hermoso? Qué difícil es explorar el tema: depende de tantas cosas complicadas, de las cuales la menor de ellas no es la definición de digitalidad ni de belleza.

Jodi, IDN, 2015. 

Los tecnologistas tienden a disputarse los mismos temas. Algunos programadores e ingenieros piensan las máquinas como herramientas usadas para llevar a cabo algunas estrategias para la realización de diseños más complejos. Así es que hay muchas tecnologías cotidianas para las que la digitalidad es un “contexto” o una “condición”, con todos los tópicos por atender: desde la proletarización y la exploración (ya sea un trabajo de horas extra en Silicon Valley o las terribles condiciones de trabajo en Foxconn) a las nuevas formas de empoderamiento a partir de las redes sociales y la comunicación en las esferas públicas. De todos modos, cuando los tecnologistas reflexionan al respecto, cuando comentan sus propios proyectos, tienden a favorecer el medio sobre el contexto. Tengo en mente textos como The Art of Computer Programming, el monumental tratado de las ciencias de la computación de Donald Knuth. Ahí, el ”arte” es una actividad enteramente auto-referencial, y la belleza se define a través de las virtudes de funcionalidad, elegancia y simplicidad. El contexto aún importa, pero del código deriva su belleza, su misma identidad, desde el análisis de su función y su atinada formalización en las estructuras lógicas y matemáticas. (A Mathematician’s Apology, el himno clásico a las matemáticas puras de G.H. Hardy, es la contraparte literaria de Knuth, pero promulga un conjunto de virtudes similares.)

Dos actividades básicas emergen: La persona puede trabajar “en” lo digital o “entre” lo digital. En el primer caso, la atención se dirige desde fuera hacia adentro, usando el medio como su objeto, mientras que el segundo toma la perspectiva del medio en sí mismo, radiando la atención hacia otros contextos y ambientes. Para generalizar desde aquí, a la primera posición (trabajando “en”) se le llama moderna o, cuando es aplicada al arte y a la estética, modernista. Y a la segunda posición (trabajando “entre”) se le llama no-moderna, sea eso premoderno, postmoderno, o alguna otra alternativa.

En el modo moderno “en”, la infraestructura lo es todo. El contenido se disuelve entre el contexto, y el contexto en sí mismo se vuelve contenido. He aquí el gran mantra de la modernidad: “no hay contenido” —o, como Marshall McLuhan célebremente escribió, “el medio es el mensaje”, ya que todo contexto abruma al contenido. Por contraste, en los modos de trabajo “entre”, no-modernos, premodernos, o postmodernos, el contenido es lo que es, ni más ni menos. De esta forma  el contenido provee su propio contexto, y el ambiente crece desde adentro en concordancia con las emanaciones emergentes. Las categorías trascendentales no llegan como un conquistador para comandar y abarcar desde afuera. Para el no-moderno, el mensaje es el mensaje. Y cualquier otra altura —desde el cielo hacia abajo— serán siempre legibles justo ahí entre él. Es por ello que sólo un moderno podría haber inventado la palabra “contenido” en primer lugar.

Jodi, IDN, 2015.

¿Son modernistas los matemáticos? Puede que lo sean, dada la forma como las matemáticas tienden a regresar continuamente a su propia construcción formal. Sabemos que Platón, el gran devoto de las matemáticas, fue el primer “moderno” en este sentido, aunque suene anacrónico. Pero, ¿qué sucede en relación al arte de las computadoras? ¿Será modernista también? Aquí la respuesta no es tan clara, ya que las tendencias modernistas son evidentes en ciertos micromovimientos (de finales de los noventa, por ejemplo), mientras que en otros movimientos son menos evidentes.

¿En dónde se posiciona el dúo de artistas Jodi (Jodi.org) dentro de todo esto? La respuesta parece suficientemente clara. Son modernos por completo. En Jodi no hay un sólo trabajo que no esté orientado hacia lo digital como su objeto y materia. En Jodi no hay un sólo trabajo que no sea en y sobre la materialidad. Ellos muestran de manera muy amplia la gran virtud del modernismo de la auto-referencia. El material de su trabajo es sencillamente el material mismo.

De todos modos, la digitalidad en el arte de hoy en día es, en su mayoría, no modernista. En el arte contemporáneo, la digitalidad no señala necesariamente la especificidad del medio ni reflexiones sobre las condiciones de posibilidad en el arte. La digitalidad hoy en día se entiende en términos de flexibilidad o inconstancia con el sustrato (la así llamada crisis de indicidad), o de manera alternativa en términos de redes, fenómenos como la circulación o la dispersión (siguiendo el interesante trabajo de David Joselit o Seth Price), o simplemente como una forma de entorno ambiental, que alimenta o modula la clase de trabajo que se realiza.

Jodi, IDN, 2015.

Jodi se mantiene tercamente desfasado del ritmo dominante del arte contemporáneo. Al ser un colectivo que parece estar menos obsesionado con el efecto cultural o social de los nuevos medios, Jodi parece  orientarse hacia la especificidad del hardware y del software. De esta manera, los impulsos subjetivos del artista no determinan enteramente la estética resultante. En cambio, la textura del código, la computación y el mismo computar—sus lógicas extrañas, su gramática, estructura, y muchas veces sus formas y códigos— producen una estética.

IDN de Jodi se centra esencialmente en la infraestructura de la red. El trabajo se enfoca en dos tecnologías, la implementación del nombre de dominio internacionalizado (Internationalized Domain Name o IDN, por sus siglas en inglés) que de hecho da el nombre al proyecto mismo y Unicode, el estándar internacional de codificación de caracteres. Jodi ha trabajado anteriormente con nombres de dominios. “Wrong Browser”, una serie de páginas web con nombres como “CO.JP”, en referencia a los dominios de nivel superior que usan las naciones alrededor del mundo; cada página despliega una serie de diferentes composiciones abstractas al mismo tiempo que frustra el sentido de interactividad del usuario. “LVY” es un proyecto diferente, es un grupo de tres nombres de dominio dudosos (LihnedIn.com, Vodacone.com, Youtuhb.com) que llevan al usuario a una animación enigmática y oscilante. O bien, en uno de sus primeros trabajos llamado simplemente map (map.jodi.org), el dúo provee un mapa de low-tech del paisaje de dominios y sitios que más les interesaban en ese tiempo, sitios como move.org o irational.org.

En cuanto a Unicode, las formas y glifos de los caracteres del alfabeto de computadora han sido desde hace mucho tiempo explotados por sus cualidades gráficas. El arte de ASCII dispone las letras y la puntuación del conjunto de caracteres de ASCII en una paleta de tonos crudos desde los claros hasta los oscuros, pintando imágenes a partir de dichos tonos; para juegos como Dwarf Fortress usan glifos exóticos para representar caracteres y objetos. El sistema de “puntuación expandida” se ha usado para transmitir estados de ánimo con texto, lo mismo en línea o fuera (por medio de la máquina de escribir), usando simples emoticones como ;) e imágenes y caras más complejas como (·̀‸·́) o ¯\_(ツ)_/¯. Después de la adopción gradual de Unicode, las aplicaciones y los sistemas operativos pueden desplegar un vasto arreglo de signos gráficos, de todos los alfabetos del mundo pero también una gran variedad de íconos y emojis. Los jugadores de videojuegos aprendieron rápidamente hacks sencillos para los nombres de usuarios y el chat de texto, al añadir un poco de resplandor con un nombre como “Kίттεη” en lugar de Kitten. Los artistas Jörg Piringer y Nick Montfort han realizado trabajos que sondean la amplitud y vastedad de varios esquemas de codificación, desde Unicode y ASCII hasta el sistema de codificación de caracteres usado en la Commodore 64. Swift, un lenguaje de programación de desarrollo reciente, ha incluido apoyo de Unicode, no solamente en qué lenguaje puede computar, sino también en el mismo texto de su código fuente. En Swift el número 3.141592 puede asignarse a la variable llamada π en lugar de pi, una pequeña pero significativa distinción. En realidad puede ser asignada a un emoji, un carácter de kanji, o cualquier otro carácter disponible en Unicode. El respaldo de Unicode con el que cuenta Swift facilita nuevos tipos de subterfugios en los códigos fuente más allá de la más célebre poesía de antaño en Perl.

La infraestructura cambia lentamente. En tanto que los procesadores de texto y varias aplicaciones empiezan a ser compatibles con Unicode, mucha de la tecnología interna de internet fue adoptada tardíamente. El estándar IDN, en uso apenas desde 2010, fue diseñado para permitir la inclusión de caracteres de Unicode en los nombres de los dominios, tanto para los dominios de nivel superior como para los nombres de los servidores. Es entonces que después de la implementación de IDN, los usuarios pueden navegar en páginas con direcciones que terminan en рф en lugar de .ru (para sitios en Rusia) o .中国 en lugar de .cn (China). Así cada servidor y cada nombre de host puede ser desplegado en lenguajes que no usan el alfabeto latino, tales como el arábigo o el griego. Pero, la aparente universalidad de IDN es algo ilusorio. Ciertos caracteres están prohibidos para evitar ataques de suplantadores que usan glifos de apariencias similares. Pues, de hecho, cada dominio de Unicode está transcodificado en una cadena de ASCII por debajo de la superficie. ASCII es un set de caracteres mucho más pequeño, que consiste en las letras A-Z, los dígitos numerales 0-9, y algunas formas de puntuación simple, por lo que se le considera más sencillo y más difícil de burlar. Y, dado que la red fue montada en ASCII, es más fácil agregar la compatibilidad de Unicode como una forma especial de codificación de ASCII que cambiar por completo la tecnología para nombrar la red. Por ejemplo, un navegador apuntando a una dirección de Unicode como “ꈸ.net” primero tendrá que traducir la dirección a su versión de ASCII correspondiente, en este caso “xn--471a.net,” y después ir a buscar esa dirección. En otras palabras, incluso si un usuario ve caracteres chinos o rusos en la pantalla, por debajo de la superficie sigue siendo ASCII.

IDN de Jodi es una serie de páginas web que usan un único glifo de Unicode como nombre de dominio, todo bajo el .net o .com como dominio de nivel superior. Además de los dominios de glifos primarios, las páginas webs adicionales son referenciadas a través de vínculos internos. Por ejemplo ꉆ.com se refresca a ꍞ.com el cual se refresca de nuevo volviendo a ꉆ.com en un bucle continuo. Unos cuantos dominios permanecen vacíos, y otros ofrecen mensajes breves u otra información. ཀ.com y ᠐.com ambos simplemente repiten el saludo de apertura del proyecto, que es: “Apache está funcionando con normalidad” (“Apache is functioning normally”).

La mayoría de las páginas producen composiciones gráficas que se animan lentamente en el navegador a partir del comando HTTP de “refrescar”. Algunas de las páginas como ꄬ.com solamente se animan en la barra de direcciones del navegador. Otros como ꇭ.com o 㐃.net, producen largos patrones textuales que imitan, o refieren de una manera u otra la forma del glifo. (Aquí es útil comparar la fuente en código HTML con lo visible en la pantalla, ya que ambas tienen diferentes justificaciones en las oraciones o caja de textos; Jodi ha explorado esta interesante inconsistencia desde sus primeros trabajos en la red.)

Jodi, IDN, 2015.

En una primera vista, el IDN de Jodi podría parecer similar al arte de ASCII o a la poesía concreta. Recuerdo los poemas con máquina de escribir de Carl Andre donde el texto aparece en la página como figuras geométricas. Pero aún con estas similitudes superficiales, IDN está haciendo algo un poquito diferente. Jodi ha tejido sus formas geométricas desde unas complicadas estructuras hipertextuales. Más que poesía concreta, es un modo de poesía de la infraestructura. El proyecto ꀍ.com, por ejemplo, requiere toda una serie de elaborados, si no es que absurdos, nombres de dominio. De cierto modo, la pieza misma no es más que una serie de dichos nombres. Cuando todos los nombres se combinan en una estructura vertical, crean un patrón en el campo de texto. (Se puede e asumir que Jodi escribió unas líneas de comando para generar automáticamente docenas de páginas web, una labor tediosa si se realizara manualmente.)

¿Dónde sucede u ocurre el trabajo? En dos lugares. En el primero, Jodi parece interesado en aislar ciertas partes de la pantalla, incluso ciertas partes del navegador. La barra de direcciones del navegador, por ejemplo, es usado aquí como un lienzo miniatura para animaciones de movimiento lento. Como los filmes estructurales de Tony Conrad, Jodi crea cada animación cuadro por cuadro, a partir de elementos discontinuos. El glifo se vuelve un simple cuadro en un filme de slow-motion. Cuando los glifos se combinan en la serie, dan la impresión de movimiento. Como una forma de cine primitivo, las animaciones enteras aparecen solamente dentro de la barra de direcciones.

Pero también el trabajo ocurre en un segundo lugar. El proyecto de IDN está armado no tanto de discretas páginas web sino desde el espacio negativo existente entre las páginas. El dúo Jodi se interesa en HTML, esto es evidente, pero también muestra una inclinación por los estándares y protocolos de la red en sí misma— cómo las páginas asignan direcciones y cómo los servers transfieren páginas a los clientes. La “infraestructura” en esta infraestructura poética es la aglomeración de software de servidores (Apache), la tecnología de direcciones (IDN y DNS), el protocolo de transmisión (HTTP), y finalmente, el navegador de la red y el HTML que está designado para visualizarse.

Unicode es vasto. Pero la red es infinitamente mayor. Como un fractal con su interminable retorno de complejidad, una página nueva puede estar siempre inserta entre dos páginas existentes, creando así un sistema infinitamente largo. Por contraste, Unicode es una tecnología de universalidad, no de infinitud. El objetivo de Unicode es facilitar todos los sistemas de escritura del mundo, ordenar y clasificarlos, pero hasta ahí. ¡Qué pequeño es el vasto Unicode cuando lo comparas con el infinito!

Al final, sospecho que Jodi está más interesado en la red que en Unicode, más interesado en la estructura infinita que en la clasificación de universalidad. Puede que los glifos que adjunto aquí sean un ingrediente necesario, pero lo son sólo para facilitar la animación y los patrones. El verdadero sujeto del trabajo es la infraestructura—los cables y las líneas, los estándares y los protocolos, toda la industria de la tecnología de transferencia que reside en el espacio más allá de la pantalla.

El net art siempre ha sido algo así como un huérfano, pero un huérfano particularmente interesante. Rechazado por el mundo del arte durante sus años formativos, el net art nunca fue en todo caso realmente afín a las narrativas maestras del arte ni de la tecnología. El modernismo infraestructural de Jodi, si es que podemos llamarle así, es interesante porque suspende la distinción entre arte y tecnología, sin subordinarse a ninguno de los dos. El dúo Jodi son artistas que insisten en la importancia de las miniaturas técnicas de apariencia poco interesantes, como lo son los esquemas de codificación de caracteres y otros temas más bien tediosos. Y ellos son tecnologistas que insisten en que la belleza del código viene no de su función ni de la elegancia sino de un conjunto diferente de virtudes—seguramente disfuncionales y poco elegantes, pero también confusas y excitantes, violentas y energéticas. El resultado no es tanto la mecanización del arte, ni ese concepto torpe del “arte de la máquina”, sino una realidad más simple y mundana: la computadora como un medio.

 

El texto e imágenes fueron publicadas originalmente en el Journal #74 de e-flux

Una primera versión de este texto fue publicada por West Den Haag.

Traducción de Canek Zapata.



 

Alexander R. Galloway

es un escritor y programador que aborda temas de filosofía, tecnología y teorías de la mediación. Es profesor de Media, Culture, and Communication en la Universidad de Nueva York. Es autor de varios libros sobre medios digitales y teoría crítica, incluidos Interface Effect (Polity, 2012).

Tiene una página web: http://cultureandcommunication.org/galloway/