Puedo tolerar niveles de bombardeo que te matarían. Vivimos en las montañas; dentro de ellas, en realidad. Somos una comunidad unida de las descendientes de supervivientes israelíes y palestinas. Cada una conserva su peligro, y acata las fiestas y días de ayuno de todas. No tenemos hombres. Clonamos y diseñamos genes. Después del nacimiento pasamos por alteraciones adicionales. Nos hemos creado a nosotras mismas para perdurar, para sobrevivir, para conservar nuestra tierra. Pronto comenzaremos a reconstruir Jerusalén... Vivimos en un aislamiento extremo. Tenemos una tecnología altamente desarrollada para nuestras necesidades, pero no estamos atadas a la Red. Soy una espía y una exploradora... Soy enviada como la paloma, o quizás el cuervo, del arca de Noé para averiguar si el mundo está listo para nosotras, y también para saber si hay algo aquí fuera que podríamos querer. Piercy, M. (1991. Cit. En: Haraway, 2004. p. 17-18.)
La cita inicial trata de dar cuenta de la clara intención del texto. La reflexión sobre la tecnología en la frontera con lo humano tiene como objetivo dotar de herramientas conceptuales críticas para ser capaces de analizar el papel de las tecnologías en la generación de realidades y sujetos en nuestro contexto actual, y ser capaces de llevar a cabo un agenciamiento afectivo y efectivo de las mismas para tomar las riendas en la producción consciente y deliberada de nuestros cuerpos y nuestra realidad.
Retomemos para ilustrar eso la pregunta que deja abierta el texto de Piercy: ¿hay algo ahí fuera que podríamos querer? La comunidad que se presenta en el texto es una comunidad claramente empoderada, utilizan las tecnologías de un modo autónomo, consciente, crítico y deliberado, pero es una comunidad fuera del mundo. La pregunta, lanzada desde el interior de esa comunidad, desde el afuera, nos plantea una necesidad urgente de plantearla desde el adentro. La narración ficcional refiere a un afuera igualmente ficcional dada su condición de imposibilidad. En el mundo globalizado que habitamos no hay afueras, sólo barrios marginales y suburbios que continúan siendo piezas necesarias en el engranaje global. Es por tanto que tenemos que traer la pregunta al adentro, y al hacerlo la respuesta no puede ser otra que “sí”. Un sí urgente y casi desesperado. Pero la pregunta no termina con esta respuesta, sino que da comienzo. En el mismo instante en que asumimos la respuesta afirmativa a la pregunta, hay otra pregunta que se presenta inmediatamente: ¿qué podríamos querer de este, nuestro mundo? Y así comienzan a reproducirse las preguntas: ¿cuál es este, nuestro mundo? ¿cuáles son sus elementos? ¿en qué modo se relacionan entre sí? ¿qué papel jugamos nosotros en este mundo? ¿como nos relacionamos con nuestro contexto?, o, subvirtiendo la pregunta ¿cómo se relaciona el contexto con nosotros? ¿cómo estamos construyendo el mundo y nuestra propia subjetividad? ¿cómo transformamos el mundo que nos rodea? ¿cómo nos trasforma a su vez ese mundo que creamos? ¿en qué queremos transformarnos? ¿cómo queremos transformar el mundo?
1.- Los cyborgs entre lo humano y lo tecnológico.
Vivimos en un mundo altamente tecnologizado, no hace falta irse a la ciencia ficción para encontrar cyborgs, nosotros mismos, que empleamos constantemente herramientas de alta tecnología, que nos comunicamos entre nosotros mediante móviles, que trabajamos con ordenadores con acceso a internet... nosotros mismos somos cyborgs, ya que “la integración hombre-máquina puede ser temporal, no necesariamente un cyborg tiene que ser un individuo que esté permanentemente integrado”1
Veámoslo de este modo, el desarrollo exponencial de la tecnología está conformando nuevas interfaces que funcionan como prótesis tecnológicas que amplían nuestras capacidades cognoscitivas generando cogniciones distribuidas tecnológicamente mediadas. Estas prótesis cognitivas se asimilan e interiorizan de tal modo que, en palabras de Kercove (1995), la “herramienta termina incorporándose a la piel de la cultura”.
Pero no nos engañemos, el concepto de prótesis, claramente vinculado en sus orígenes al concepto de discapacidad, mantiene esta vinculación en el caso de los cyborgs. Ya que “prótesis y biochips inauguran un escenario donde la discapacidad y la enfermedad no son meramente asumidas, sobrevividas, superpuestas, sino desestabilizadas. Si extendiéramos la idea de la prótesis a otros dispositivos y artefactos no plenamente incorporados (…), la idea de la discapacidad (…) se amplía a todo el dominio de lo humano. En otras palabras, si comprendemos (…) que el teléfono móvil es una prótesis veremos que estos objetos han pasado de paliar una necesidad a generarla en su ausencia, reinventando una nueva condición natural por la que todos somos discapacitados.”2
Si recordamos la cita inicial, la comunidad de ficción que nos muestra “no está atada a la red”, es decir no genera estas dependencias, encontrar un punto de equilibrio, un punto de escape a las dependencias de los flujos de la tecnología que al fin y al cabo son flujos de producción consumo que aceleran y generan la necesidad de adquirir a altos costos tecnología de punta que queda obsoleta al poco tiempo de su lanzamiento, es uno de los grandes retos que se nos presentan.
2.- El cyborg extendido
La implementación de la tecnología en todas las facetas de nuestra vida plantea, como vemos la idea de un humano híbrido, una fusión de cuerpos y herramientas tecnológicas. Pero aún podemos dar un paso más allá, los nuevos cyborgs son agentes extendidos en un sentido más amplio3: las herramientas tecnológicas que nos conectan con el mundo y los otros se incorporan a nuestros procesos mentales, pero en el camino también incorporan a nuestra mente el propio entorno y las mentes de los otros. Así el individuo deviene dinámico “continuamente cambiante de acuerdo con los distintos acoplamientos con partes externas al organismo como puede ser el propio ambiente, componentes biónicos, prótesis o cualquier tipo de dispositivo tecnológico”4. Así el concepto de lo humano se diluye en un entramado relacionalmente dinámico que engloba máquinas y entorno: somos nuestra tecnología, somos todos los agentes con los que interactuamos, o por decirlo de un modo aun más inquietante, ellos son nosotros. Aquí la distinción humano/tecnológico se quiebra irremisiblemente.
2.- Cyborgs opensource
En este contexto de hibridación se está reconfigurando la realidad y nuestro propio concepto como humanos está en juego.
Si aceptamos que somos cyborgs extendidos que incluyen en sí diferentes dispositivos, entorno y otros agentes relacionándose entre sí de manera dinámica, ha llegado el momento de retomar las preguntas que nos planteábamos al inicio, centrándolas en este caso en una más concreta: ¿cómo se establecen los parámetros de relación entre todos los agentes en juego? o dicho de otro modo ¿como están programadas nuestras mentes distribuidas?
Si tomamos como ejemplo internet, podemos ver que la información que recibimos o emitimos constantemente es filtrada, empaquetada y lista para el consumo por los algoritmos de las grandes corporaciones como Google, Facebook, etc. Entonces no somos tan diferentes de lo que se criticaba de las máquinas: sistemas programados externamente cuyos procesos cognitivos estás condicionados por corporaciones.
Lo que hay que cuestionarse es ¿quién tiene el control de las nuevas tecnologías? ¿quien controla la producción de lo humano? Aquí la única propuesta posible es tomar las riendas y hacernos cargo de nuestra propia construcción como humanos/agentes distribuidos/seres híbridos, está en nuestras manos, apostando por la cooperación social, por aunar prácticas, crear en colectivo y compartir lo generado (conocimiento, prácticas, productos, etc.) y se dirige a la sostenibilidad y la autogestión.
Cyborgs si, pero opensource y de hardware libre.
[1] Dr. Ernesto Grün, docente de la UBA, ex-presidente de la Asociación Argentina de Teoría General de Sistemas y Cibernética e integrante del GESI (Grupo de Estudio de Sistemas)
[2] Paula Sánchez Perera y Gloria Andrada de Gregorio, “Dispositivos, prótesis y artefactos de la subjetividad cíborg” Jóvenes, Tecnofilosofía y Arte Digital, Revista de estudios de Juventud nº 102, Septiembre 2013, INJUVE.
[3] Las teorías de la mente extensa y la cognición distribuida abordan esta cuestión de un modo más profundo (Clark, A., Chalmers, D.J. 2002)
[4] Paula Sánchez Perera y Gloria Andrada de Gregorio, “Dispositivos, prótesis y artefactos de la subjetividad cíborg” Jóvenes, Tecnofilosofía y Arte Digital, Revista de estudios de Juventud nº 102, Septiembre 2013, INJUVE.
Eurídice Cabañes
Co-directora de ARSGAMES, doctora en Filosofía de la Tecnología, profesora en varias universidades de España y México. Cuenta con más de 50 publicaciones entre las que cabe destacar el libro “El aprendizaje en juego” y ha impartido más de 100 conferencias en Asia, Europa, Australia, Norteamérica y Latinoamérica. Ha sido fundadora y directora de la Fábrica Digital El Rule (actual Laboratorio de Tecnologías) de la Secretaría de Cultura de la CDMX y colaboradora con el Centro Multimedia del CENART. Es game designer elegida como una de las GameChangers por GameIndustry.biz y comisaria de exposiciones entre las que destaca “Videojuegos: los dos lados de la pantalla” de Fundación Telefónica 2019 con más de 100.000 visitantes que en 2021 inicia su itinerancia por varios destinos en México.