Yotzin: Dentro de las reflexiones a las que te ha llevado tu trabajo, ¿cuál dirías que es el papel de las máquinas en nuestra sociedad?
Constanza: Desde mi trabajo hago una reflexión de la cultura capitalista en la que vivimos, de las máquinas y de las tecnologías que utilizamos. Me interesa mucho que las repensemos y reformulemos, para no quedarnos en un estado de alienación, sino entenderlas e insertarlas en nuestra vida cotidiana de una forma más amable.
Yotzin: ¿Cómo fue que comenzaste a concebir a la máquina como extensión del cuerpo a la par de su funcionamiento y su ejecución?
Constanza: Siempre pensé que las máquinas son extensiones de nuestro cuerpo. Estudié danza y desde ahí llegué a la tecnología. Me gusta la idea de que nos podamos extender a través de las herramientas y a través de ellas podamos desarrollarnos en nuestro trabajo. Me gusta pensar la tecnología como una extensión.
Yotzin: ¿Cómo fue que ligaste la danza con la tecnología?
Constanza: Mi interés por la tecnología comenzó cuando estudiaba danza. Imaginaba que nosotras mismas podríamos desarrollar máquinas que nuestro cuerpo no tenga que adaptarse a ellas, sino adaptar las máquinas a nuestro cuerpo. Así empecé a pensar en ese vínculo de la tecnología con el cuerpo como una prótesis.
Yotzin: ¿Cómo es que tu trabajo de Do It Yourself, el trabajo autogestivo, el handmade y la educación independiente se contraponen con el tecnocentrismo, el capitalismo o con sistemas de educación normados?
Constanza: Cuando empecé a trabajar con tecnología lo más fácil fue utilizar lo que ya tenía a la mano. Se me hacía muy costoso conseguir cosas, a la vez que en el contexto en el que estaba no tenía mucho acceso a algunas tecnologías de última generación. Desde ahí le di la vuelta y dije: “Puedo trabajar con reciclaje, con objetos caseros, eso que llaman la baja tecnología”. Me di cuenta que para las mujeres el acceso a estas tecnologías sucede mayormente con la división del trabajo respecto al género. Por lo general, el bordado, las telas, el trabajo doméstico, la cocina y un montón de trabajos que las mujeres hacen no se consideran alta tecnología y por lo tanto tampoco son muy bien remunerados.
Así fue que me interesé mucho en las manualidades y en la electrónica. Empecé a desbaratar muchos artefactos electrónicos para poder entender cómo funcionaban, darle un uso creativo a sus piezas y así repensar la tecnología para usos estéticos, artísticos o poéticos, más que técnicos. Ahora también puedo decir que lo hago desde una perspectiva feminista. Me interesó trabajar con la electrónica desde las manualidades y me gustó la inserción de mi trabajo en este mundo capitalista porque sentí que era una contraparte, una manera de decir: “No necesito caer en esta cadena de consumo para poder diseñar arte electrónico, sino que puedo usar estrategias de creación acordes con la realidad y tecnologías locales, con mi cuerpo y las tecnologías aprendidas como mujer”.
En ese sentido comencé a enseñar y sentí que era muy importante generar comunidades en torno a estos temas porque si no tenemos un pensamiento crítico frente a las tecnologías somos consumidores ignorantes, generamos basura y caemos en estas cadenas de producción muchas veces innecesarias. Para mí, la educación y las comunidades son súper importantes para poder trabajar con autonomía.
Yotzin: ¿Podrías darnos una definición de ‘anarquía electrónica’ y sus puntos de contacto con el hackeo de hardware, hardware abierto, etcétera?
Constanza: Claro, las tecnologías open source, o sea las de código abierto, también son muy importantes para mí porque es través de ellas que podemos comenzar un diálogo más interno con las máquinas. Para mí la anarquía electrónica es hackear todo lo que puedas hackear.
Estamos rodeados de máquinas que no han sido diseñadas por mujeres. Las disciplinas del diseño, la publicidad, producción e ingeniería están dominadas por hombres, y muchas personas en cargosde poder son hombres. Por lo tanto, son ellos quienes piensan y deciden cómo son las cosas en este mundo e inclusive crean la imagen de la mujer y los productos que utilizamos.
Una visión latinoamericana de la tecnología que comparto considera que estamos en una región de países explotados, de donde se obtienen recursos minerales para la producción de todo lo que utilizamos. A partir de esa visión, dije: “No quiero seguir con esta ruta de producción que significa explotación para otros”. Ahí es donde me gusta usar la idea de anarquía electrónica en un sentido de liberación, de ser libres en la creación y uso de las tecnologías, en el repensarlas e insertarlas en nuestra sociedad con bondad.
Yotzin: ¿Podrías hablarnos sobre las tecnologías de lo intangible?
Constanza: Me gusta pensar que lo tecnológico no se refiere únicamente a las máquinas, sino que también puede ser un modo de pensar. Nuestras cabezas son computadoras, existe una tecnología social, el lenguaje mismo es una tecnología. Me gusta pensar la tecnología en un sentido expandido, como cualquier ejercicio técnico que tengamos en este mundo. Lo intangible, para mí, son todos los procesos de la imaginación y la creación, la producción de ideas. Sentarse a pensar en conjunto, generar una idea o grupos de trabajo para replantear ciertas cosas, ya implica el uso de una tecnología social. Estas herramientas procesuales muchas veces quedan en el plano intangible y se desvalorizan, pues no siempre resultan en un objeto plasmado.
Lo más importante de trabajar con tecnología, o en cualquier otra área, es tener consciencia de que no somos solos y que estamos en un grupo humano, técnico, artificial, natural, que el mundo ya está configurado así y que tratemos de convivir con eso de la mejor forma posible. Creo que es importante aprender a trabajar en comunidad, en colaboración, aprender cómo generar alianzas más que competencias. La educación y las prácticas colaborativas han sido un soporte muy importante en mis obras y en mi proceso creativo y es lo que me revitaliza.
Yotzin: ¿Existirían por lo tanto prótesis intangibles?
Constanza: Sí, claro. El amor podría ser una de ellas.
Yotzin: Una de las aportaciones del open hardware es hacer visible el funcionamiento de las máquinas, ¿por qué te parece importante que conozcamos las entrañas de los dispositivos que utilizamos?
Constanza: Es un trabajo súper lindo saber qué es lo que nos rodea y conocerlo. Cuando más pequeños teníamos las experiencias de explorar el campo, los ambientes naturales y tocar las hojas, jugar a hacer comida con ella, meter las manos en el agua y todas esas texturas que podemos tocar. Hoy día si miramos nuestro entorno, nuestra casa, estamos llenos de artefactos electrónicos y también es lindo vivir esa experiencia con ellos. Abrir los objetos electrónicos, ir a sus entrañas para hacer estas electropsias, como las llaman a veces. Descubrir que dentro de estos objetos hay minerales y metales, los cuales son parte de la naturaleza.
Hoy en día, es posible pensar que la naturaleza es un gran circuito y que lo que utilicemos en la casa de forma artificial también es parte de este. Tener conocimiento de qué es lo que nos rodea es muy importante para generar nuevo conocimiento. Abrir objetos electrónicos para observarlos desde un lado estético con esa ingenuidad de los niños es un proceso súper maravilloso que te empodera y deja ver que las tecnologías también son nuestras y no sólo de las empresas.
Yotzin: ¿Cómo es que tomas elementos electrónicos para portarlos de una forma simbólica o poética?
Constanza: Me encanta agarrar cosas que están dentro de las máquinas, usarlas como elementos decorativos y bordarlas en mi ropa; a veces le pongo luces y sonido, muchos de estos componentes son de cerámica o de cobre y me parecen una joya. Están ahí, dentro de una caja negra, pero sacarlas a la luz y darles una resignificación estética y poética me parece un proceso subversivo, es una subversión en sí misma.
Yotzin: ¿Puedes hablarnos ahora sobre tus experiencias en la visibilización de tu trabajo y cómo creaste el Encuentro Tecnofeminista Cyborgrrrls?
Constanza: La forma de compartir mi trabajo y darle visibilidad ha sido visitando comunidades y viajando mucho. Hice un viaje por toda Latinoamérica. También he viajado mucho por Europa donde he visitado los lugares específicos donde trabajan con todo tipo de tecnología, como los hacedores de los barrios, los makerspaces, los hackerspaces, las comunidades que hacen bordado, que hacen trabajo en madera, diferentes tipos de oficio. Me interesa compartir directamente con las personas, aprender de ellas. Por ejemplo, compartir con las mujeres que están trabajando en temas específicos de ruido y explorar la idea de ruido, pensando que el hecho de existir es hacer ruido y buscando que la existencia genere una anomalía en el cotidiano.
Me interesa ir a los lugares y tocar con chicas que están haciendo o empezando a hacer noise, ir a conocer sus estudios. Mi trabajo se difunde de persona a persona, yendo a la casa de la chica que toca para tocar juntas, yendo al medialab del barrio para generar un intercambio personal. Fue siguiendo esta idea que comencé a producir el encuentro Cyborgrrrls cuando llegué a México. Este es un encuentro tecnofeminista que se realiza cada mes de marzo, ya van a ser tres ediciones. Es un encuentro súper lindo. En Cyborgrrrls pensamos que las mujeres ya somos cyborgs, exploramos la idea de Donna Haraway y las mujeres como un circuito integrado.
En el Encuentro Tecnofeminista Cyborgrrrls se reúne una gran cantidad de chicas cis, trans o no binarias a exponer su trabajo en todo sentido. Además es un encuentro, no es un festival, esto me interesa porque es donde nos encontramos, nos reunimos y nos conocemos.
Cuando llegué a México quería saber quiénes eran las chicas que estaban trabajando con tecnología, entonces fui a diferentes lugares e hice contacto con ellas en persona. De ahí surge la idea de hacer Cyborgrrrls, sobre todo con las comunidades queer de México. Después de tres años siento que ya somos una comunidad que se reúne cada año entorno a ese tema.
Siempre pensamos en incluir otras tecnologías; por ejemplo, la preparación de tamales o hacer tatuajes, la danza; incluir a las trabajadoras sexuales, las ciberfeministas, las chicas que hacen livecoding, las que hacen bordado, cine, y tener este punto de reunión anual para compartir los proyectos de colectivas, trabajos artísticos individuales, performance y sobre todo la fiesta, que es también una tecnología. La tecnología social más importante para nosotras es reunirnos, celebrarnos y gozar.
Constanza Piña
Nació en Curicó, Chile en 1984 es artista visual, bailarina, investigadora y educadora independiente enfocada en la experimentación con medios electrónicos, tecnologías open-source y prácticas DITO. Sus propuestas artísticas se presentan en diversos formatos integrando danza, performance sonoras y obras de carácter participativo. Le interesan el reciclaje, el hardware hacking, soft-circuits, la artesanía y la brujería electrónica.
En su proyecto sonoro con sintetizadores DIY (Do It Yourself en inglés) Corazón de Robota explora el campo de las frecuencias audibles e inaudibles como percepciones físicas, vibraciones como mensajes cósmicos, el ruido y la arritmia.
Ha realizado numerosas muestras, conciertos, workshops y charlas sobre experimentación electrónica y cultura DIY en distintas ciudades de América Latina , Europa, Estados Unidos y Canadá.
Constanza es co-gestora del encuentro tecnofeminista Cyborgrrrls en la Ciudad de México. Trabaja bajo la filosofía de la cultura libre y la anarquía electrónica, sus investigaciones sobre sintetizadores hechos a mano y electrotextiles se pueden ver documentadas en su web corazonderobota.wordpress.com
Yotzin Viacobo Huitrón
Yotzin Viacobo Huitrón estudió Literatura Intercultural en la ENES Morelia, UNAM. Desde 2013 es miembro del LANMO. Es parte del proyecto de Ecosistema Digital del CCD. Sus líneas de investigación e intereses son las artes verbales, las manifestaciones orales, la literatura electrónica, los soportes del texto como la memoria, la voz o un lenguaje de programación. Con QUERRÁ, su proyecto ruidístico de live coding, explora las posibilidades dialógicas entre la literatura, la fonología y la sonoridad por medio de la sintaxis de código. Una de sus intenciones es esbozar otras maneras de creación, lectura y percepción de una composición literaria.