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Adriana Knouf (ella/elle she/her/hers, sie/hir/hirs)

Adriana es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad de Cornell, licenciada en Artes y Ciencias de la Comunicación por el Instituto Tecnológico de Massachusetts y licenciada en Ingeniería y Ciencias Aplicadas por el Instituto Tecnológico de California.

es artista, escritora y xenóloga. Se ocupa de temas como los medios húmedos, el arte espacial, los satélites, la transmisión por radio, los encuentros no humanos, el vuelo de drones, los futuros queer y trans, el aprendizaje automático, la voz y la fabricación de papel. Es fundadora del tranxxeno lab, un laboratorio de investigación artística nómada que promueve los enredos entre entidades trans y xeno. Adriana fue profesora adjunta de Arte y Diseño en la Northeastern University, Boston, MA, EE.UU., y anteriormente enseñó en el Wellesley College y en el Ithaca College, y actualmente es tutora de prácticas en la St Jost School of Art and Design. Adriana reside en Ámsterdam (Países Bajos).

Adriana es autora de How Noise Matters to Finance (2016) y de numerosos artículos en revistas, capítulos de libros y ponencias en conferencias que tratan temas tan variados como el bioarte, las existencias queer y trans, la fabricación de papel y la electrónica, las temporalidades extrañas, la radio y la vigilancia.


"Fragmentos de xenología" expone su propio enfoque de la "xenología", o el estudio, análisis y desarrollo de lo xeno (extraño, ajeno, otro). Adriana escribe extensamente sobre la xenología en el contexto de la teoría, la poética y la práctica artística contemporáneas.

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Potencialidades de la vida xenológica

Por Adriana Knouf (ella/elle she/her/hers, sie/hir/hirs) /

13 abr 2022

Esta es la primera entrega de un texto que propone a la Xenología como una forma de pensar y estar en el mundo. Adriana Knouf, científique trans, comienza en este inicio por hablarnos de sus rituales de xenomogrificación, pasando por el biohackeo HUM (DIY), desbordando hasta postular una pregunta crítica a instituciones como la NASA respecto a los sesgos discriminatorios que presenta ante la comunidad trans, específicamente les científiques. 

 

Palabras clave

xenología: estudio, análisis y desarrollo de lo xeno -lo extraño, lo ajeno, lo otro

xenomogrificación: transformación grotesca —en el sentido más amplio de la palabra— en lo extraño u otro con fines de desalienación.

Rituales

Realizo rituales diarios y quincenales que son más o menos así: todos los días, a las 09:00 horas, mi teléfono me recuerda que es hora de tomar mi pastilla de 100 mg de espironolactona. Puedo posponer el recordatorio, pero no debo pasar de las 12:00. A las 20:00 recibo otro recordatorio para tomar media pastilla, 50mg. Dos veces a la semana, los miércoles y los domingos, al mismo tiempo que mi dosis de espiro de la mañana, también recibo recordatorios para cambiar mi parche de estradiol Vivelle Dot de 0,1mg/día. Estos recordatorios los puedo aplazar durante muchas más horas, hasta el final de la tarde si es un día especialmente apático. Pero tengo que cambiar el parche ese día.

La espironolactona es un diurético, utilizado principalmente en el tratamiento de la hipertensión arterial. En las mujeres con síndrome de ovario poliquístico también puede utilizarse para contrarrestar el acné. También actúa como antiandrógeno, impidiendo que la testosterona se una a los receptores. Así, en las mujeres transexuales como yo, se utiliza a menudo para contrarrestar los efectos de la producción de testosterona en los testículos con los que se nos dotó inadvertidamente al nacer. El parche Vivelle Dot proporciona el 17-β-estradiol que mi cuerpo necesita desesperadamente pero que no produce en cantidad suficiente. Vivelle Dot se prescribe principalmente a las mujeres para contrarrestar los efectos de la menopausia. Aumentar el estradiol por encima de lo que proporciona mi cuerpo sin productos farmacéuticos produce cambios observados por mí misma, así como por la mirada cis, incluyendo el desarrollo de los senos, la redistribución de la grasa en mi cara y nalgas, y una piel más suave, junto con una mayor conciencia emocional. En mi última revisión, mis análisis de sangre mostraron niveles de estradiol en suero de 136 pg/mL y de testosterona total de 16 ng/dL, justo en el rango de una mujer cis "normal".

Esta práctica de tomar un antiandrógeno y estradiol exógeno es común a la terapia de reemplazo hormonal (TRH) para las mujeres transgénero; en los hombres transmasculinos o transgénero se utiliza en cambio la testosterona exógena[1]. Repaso los detalles de mi régimen de TRH para resaltar con claridad cómo la TRH es ya una práctica de “biohackeo” en cuanto a sus efectos médicos: las personas transgénero que reciben TRH toman hormonas exógenas que provocan cambios corporales increíbles, y a menudo permanentes.

La terapia de reemplazo hormonal (TRH) cambia radicalmente no solo cómo nos sentimos con nosotrxs mismxs, sino también cómo nos ve el resto del mundo. Paul Preciado, sobre la toma de testosterona: "La tomo para frustrar lo que la sociedad quería hacer de mí, para poder escribir, coger, sentir una forma de placer que es postpornográfica, añadir una prótesis molecular a mi identidad transgénero de baja tecnología compuesta por consoladores, textos e imágenes en movimiento" (Preciado [2008] 2013, p. 16). La TRH, además, puede quitarnos privilegios que antes teníamos, o concedérnoslos cuando antes no los teníamos. Puede hacer que nuestra vida cotidiana sea más peligrosa. Sin embargo, también puede ser lo que nos permite seguir viviendo.

La TRH también es biohackeo en otro sentido, ya que aún no se ha autorizado tomarla como parte de la terapia hormonal de afirmación de género (THAG), según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). Más bien se prescriben “para otros fines”. En síntesis, no hay medicamentos específicamente diseñados para la TRH de las personas transgénero; tenemos que conformarnos con lo que está disponible para las personas cis. De este modo, estamos incurriendo en una forma de auto experimentación. Sí, estos medicamentos se han prescrito durante décadas para la TRH; sin embargo, los efectos sistémicos de los productos farmacéuticos a largo plazo en nuestros cuerpos son relativamente desconocidos.

En resumen, estamos transformando nuestros cuerpos a nivel molecular, trocando los niveles hormonales endógenos que nos parecen antinaturales hacia nuevas posibilidades, a través de hormonas exógenas “antinaturales”, que en consecuencia nos ayudan a sentirnos en sintonía con la vida que queremos vivir.

Transformaciones xenológicas

En los últimos años he estado desarrollando conceptos en torno a lo que llamo xenología, o el estudio, análisis y desarrollo de lo extraño, lo ajeno, lo otro. El término tiene su origen tanto en la ciencia ficción como en la realidad científica, concretamente en los intentos de pensar en las existencias extraterrestres (Brin 1983; Freitas, Jr. 1983). Sin embargo, amplío el término más allá de su esfera original, abarcando todo el espectro de lo que significa ser xeno. Escribo como alguien marcada como un xenocuerpo, una entidad —una mujer transgénero— que a menudo no es vista por los demás como plenamente humana[2]. Xenología significa no huir de lo extraño, sino más bien destacarlo, ponerlo en primer plano, entenderlo como una práctica vital necesaria para un mundo que intenta homologarse a través del capitalismo.

Mientras que el xenofeminismo se describe a sí mismo como una política de alienación, la xenología es fundamentalmente una práctica de desalienación a través de la xenomogrificación (Laboria Cuboniks 2015). El capitalismo nos aparta de nuestra capacidad para el cambio extremo a través de prácticas estupefacientes de extracción de valor. Nos distanciamos de las posibilidades de cambio que nos otorga el universo, de los variados y inconstantes atractores que entran y salen de la existencia porque todo se encuentra en flujo. Por lo tanto, avanzar hacia lo extraño, paradójicamente, permite la desalienación, que es en sí misma una asíntota que nunca puede alcanzarse por completo.

La xenomogrificación es la capacidad grotesca —en todo el sentido de esa palabra— de transformarnos en otra cosa. Los xenólogos desean la alteridad, saben que lo otro, lo extraño no es algo que temer o de lo que hay que rehuir; por el contrario, la xenomogrificación nos permite convertirnos constantemente en otros, explorar las posibilidades de existencia en mundos más-que-humanos, en un planeta que cambia rápidamente o frente a los desafíos del espacio exterior. Hacernos extraños no es lo mismo que ser ajenos. Ejercer la xenología, dedicarse a la xenomogrificación, es desarrollar condiciones no solo de supervivencia, sino de prosperidad para las xenoentidades.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que las capacidades para la xenomogrificación no están distribuidas uniformemente. Esto tiene que remediarse. También es cierto que no se nos va a proveer de ellas. En consecuencia, tenemos que desarrollar prácticas de hágalo usted mismo (HUM) y hágalo con otros (HCO)[3] reutilizando tecnologías, desarrollando nuestras propias técnicas, infiltrándonos en laboratorios, y construyendo situaciones para nuestra propia xenomogrificación y para el encuentro con otras xenoentidades del universo.

HUM y HCO como necesidad

Poco hay que decir sobre las formas en que las instituciones les han fallado a las personas marcadas como otras, desde las que se ven sólo por el color de su piel u origen étnico, sus creencias espirituales, la ausencia o presencia de genitales o características sexuales secundarias, los rasgos visibles o no de las diferencias de capacidad. Blanco, cis, masculino, capaz, rico, cristiano: estas son las características del privilegio, y las lentes a través de las cuales las instituciones han construido sus prácticas. Los xenólogos —así como otros aliados— saben que esto es inaceptable. Sin embargo, para contrarrestarlo, a menudo hay que adentrarse en sus esferas privilegiadas, haciendo el difícil trabajo de dejarse contagiar por las prácticas de pensamiento alienantes, para llegar a algo que se ajuste a nuestras necesidades y deseos particulares, singulares e insatisfechos.

En esta línea se sitúa el trabajo del transhackfeminismo y del colectivo GynePunk. “Cansadas de la manipulación inútil y recursiva de la información, estudiamos, construimos y fracasamos con todo lo que nos rodea, con fines múltiples, monstruosos y odiosos. Desde la expansión de la información hasta la mutación de los dispositivos, queremos hackear y recodificar todo lo que está estático y programado por la imposición social y tecnológica”. Destacando la necesidad de no solo entender a Preciado y Python, dedicándose a la “electrónica HUM y al bricolaje sexual”, un enfoque transhackfeminista pone en primer plano el juego y la frustración, el cuestionamiento de las nociones convencionales, las posibilidades de cómo las cosas podrían ser otras  (Pechblenda s.f.). Las miembros de GynePunk han creado espéculos impresos en 3D para el autodiagnóstico de varios tipos de cáncer, dispositivos abiertos de microfluidos y centrífugas, y microscopios HUM accesibles, básicamente las herramientas para hacer análisis ginecológicos separados del establishment médico. Aunado a esto, realizan prácticas de intercambio de conocimientos a través de talleres, wikis y otros formatos en línea.

En alusión al cyborg de Donna Haraway, escriben y practican ser “brujas cyborg” y “perras cyborg”, literales hijas ilegítimas de la tecnociencia patriarcal (Pechblenda s.f.; Haraway 1991). El cyborg de Haraway está en deuda ciertamente con prácticas subalternas, pero también con la sociedad de tecnologizada del capitalismo neoliberal de posguerra. Como ha señalado Alison Kafer, citando el texto de Haraway, su potencial “surge de la hibridación del cyborg, de su transgresión de los límites y las categorías,  porque no tiene o no puede privilegiar la unidad o la igualdad, ofrece ‘una salida del laberinto de dualismos’ que caracterizan el pensamiento occidental” (Kafer 2013). La irreverencia del cyborg con respecto a los límites requiere, además, de una carencia de pureza, algo bien sabido por aquellos marcados como otros. Ser “puro” es no estar marcado de por sí como algo diferente y, por tanto, si ya es una xenoentidad, la pureza no es una opción. Esto siempre está presente en las prácticas de hackeo HUM/HCO, ya que estas exigen a menudo la modificación o el enfrentamiento con entidades desagradables para reutilizarlas para otros fines.

El proyecto de Kafer hace hincapié en el papel que desempeña la discapacidad en el tropo del cyborg, rastreando las formas en que los medios de comunicación utilizan el término superficialmente. Referirse a una persona discapacitada como un cyborg por el simple hecho de llevar una prótesis borra la experiencia singular de una persona concreta, y las formas en que las prótesis no son extensiones del cuerpo perfectas o neutrales (Kafer 2013, 120-21).  Xenomogrificarnos no siempre es una elección que se nos permite hacer por nosotros mismos y no se garantiza que esté libre de dolor. Como tal, las prácticas xenológicas deben considerar esto, teniendo siempre en cuenta la naturaleza polisémica de la semiótica que utilizamos para describir nuestro trabajo.

Posibilidades xenológicas en el espacio

Aunque no se menciona explícitamente en el texto de Haraway, Kafer destaca el legado histórico del término cyborg a través del trabajo de Manfred Clynes y Nathan Kline. Clynes, un polímata inventor y músico, y Kline, un psiquiatra que trabajaba en una institución mental estatal en Estados Unidos, definieron el cyborg en el contexto de los viajes espaciales y las modificaciones necesarias del cuerpo para el entorno extraterrestre: “Para el conjunto organizacional ampliado exógenamente que funciona como un sistema homeostático integrado no consciente, proponemos el término 'Cyborg'. El cyborg incorpora deliberadamente componentes exógenos que expanden la función autorreguladora del organismo para adaptarlo a nuevos entornos”. El cyborg de Clynes y Kline toma estos elementos externos y los incorpora en su cuerpo, ya que "alterar las funciones corporales del hombre [sic] para satisfacer los requisitos de los entornos extraterrestres sería más lógico que proporcionarle un entorno terrestre [sic] en el espacio" (Clynes y Kline 1960, 26-27).

Las características de género que presenta el texto de Clynes y Kline son deudoras de su época, aunque muy poco ha cambiado en la concepción de los cuerpos otros en el espacio. Hasta la fecha, solo el 11.5% de los astronautas han sido mujeres (Wikipedia 2019). Una investigación reciente sobre la salud reproductiva en el espacio presenta las siguientes afirmaciones: "No se han estudiado sistemáticamente los cambios reproductivos durante o después del vuelo en las mujeres astronautas"; "Con respecto a las mujeres, el estrógeno y la función de las gónadas en el espacio y en microgravedad simulada (en cama) están muy poco estudiados"; "Una búsqueda en Medline utilizando los términos ‘vuelo espacial’ y ‘receptores de estrógeno’ no arroja ninguna investigación sobre el tema”(Ronca et al. 2014, 968, 968, 970). La investigación hacía las siguientes recomendaciones: "Hay una necesidad crucial de realizar un esfuerzo coordinado para aumentar la infraestructura de los estudios de investigación básica, con prioridades establecidas para incluir a sujetos masculinos y femeninos, humanos y animales, con el fin de avanzar en la comprensión de los factores de sexo y género en relación con los vuelos espaciales" (Ronca et al. 2014, 971). Esta es la situación para las mujeres cis-género; las posibilidades de las personas transgénero en el espacio ni siquiera se consideran.

Algunas de mis prácticas actuales consisten en construir cosas de forma diferente. TX-1 (2020) es la propuesta escultórica de mis medicamentos de sustitución hormonal, diseñada para ser transportada a la órbita terrestre baja (LEO) en un cubeSat especializado. TX-1 marcará la primera vez que se conozca que los elementos de la experiencia transgénero orbitan la Tierra. La escultura se compone de fragmentos de mis píldoras de espironolactona, un trozo de mi parche de estradiol y una escultura de papel en miniatura hecha a mano, esta última incluida como gesto hacia las xenoentidades ausentes, pero presentes del universo. Cada uno de estos tres componentes está encerrado en una pequeña esfera de resina transparente que flotará en un bolsillo cuyo ritmo de rotación simula la atracción gravitatoria de la luna (Video 1). Está previsto que TX-1 se lance a la Estación Espacial Internacional a principios de 2020 y que regrese a la Tierra poco después.

Hasta ahora no se sabe de ninguna persona transgénero que haya viajado al espacio, a pesar de que somos, al igual que los discapacitados, quizás los más aptos para los viajes espaciales, dadas las xenomogrificaciones que realizamos en nuestros cuerpos para la vida cotidiana. De hecho, estas transformaciones son iguales a los cambios necesarios para los vuelos espaciales de larga duración. Sin embargo, no sabemos si la TRH es segura en el espacio, dado que se desconoce la farmacodinámica de estos medicamentos en microgravedad. Dadas las limitaciones de quiénes viajan actualmente al espacio —humanos cis aptos—, el TX-1 ofrece un éxodo simbólico al espacio desde un planeta que suele ser poco hospitalario con nosotros. Sin embargo, el hecho de que TX-1 regrese a la Tierra es también una señal de resistencia, de que no se limita a ser eliminado en la atmósfera superior, sino que llega a la tierra una vez más (con suerte) en una sola pieza.

Como ha hecho el colectivo GynePunk a través de su trabajo, adicionalmente vamos a tener que crear nuestro propio programa de investigación para que las xenoentidades vayan al espacio. Como parte del tranxxeno lab (https://tranxxenolab. net), un nuevo laboratorio de investigación artística nómada del que soy la facilitadora fundadora, nos proponemos crear clinostatos de código abierto y máquinas de posicionamiento aleatorio (RPM) para simular la microgravedad; experimentar con la extracción de esteroides de plantas cultivadas en esta microgravedad simulada, extendiendo el trabajo de Mary Maggic, Rian Hammond y otros en este ámbito al dominio espacial; y explorar diferentes tipos de kits, prendas y enredos con más-que-humanos necesarios para sobrevivir y prosperar en el entorno espacial. Tomando en serio a Clynes y Kline, reconocemos que nosotros, las entidades ajenas, estaremos al frente de las alteraciones necesarias no solo para los viajes espaciales, sino también para seguir existiendo en este planeta.

Cuidado de las existencias bio-silico-cuánticas

Inspirados en la obra de Karen Barad, lxs xenólogxs disfrutan del entrelazamiento fundamental de las existencias. Para Barad, es la intraacción de las entidades en determinados fenómenos lo que hace que las configuraciones materiales lleguen a tener importancia (Barad 2007). Estos fenómenos pueden configurarse de forma diferente, creando cada uno de ellos un particular corte agencial en el tejido de la realidad. Podemos elegir diferentes cortes para hacer, pero no podemos elegir no hacer un corte. En consecuencia, el modo en que realizamos estos cortes debe estar en el primer plano de nuestras preocupaciones. Las prácticas HUM/HCO, la teorización sobre la vida no-cis en el espacio: estas actividades ya promulgan diferentes cortes agenciales en nuestra realidad, creando nuevos conjuntos de fenómenos para explorar y experimentar.

Figura 2-Voyager / agentes no humanos (2013-2014). Fotografía por cortesía de Špela Petrič y Miha Turšič.
Imagen 1. Voyager / Non-human agents  (2013-2014). Fotografía por cortesía de Špela Petrič y Miha Turšič.

Sin embargo, no basta con crear estos cortes y generar nuevos fenómenos. También hay que explorar cómo cuidar mejor a las entidades que se crean como resultado de este trabajo. La escritura de María Puig de la Bellacasa ha estado a la vanguardia de este primer plano del cuidado de lo más que humano: "No es difícil ver cómo los cyborgs y otros seres híbridos pueden ser llamados a apoyar la importancia del cuidado en mundos más que humanos", ya que nos permite "extender los significados del cuidado fuera de las formas normalizadas esperadas de parentesco para abrazar lo que desconocido" (Puig de la Bellacasa 2017, 92)3. El cuidado aquí no debe entenderse como una práctica pasiva, sino como algo que reestructura activamente nuestro entorno:

 

Las formas de conocer/cuidar afectan a los mundos objetivados, restablecen las cosas de forma que generan la posibilidad de otras formas de relacionarse y vivir, conectan cosas que no se supone que estén conectadas a través de la bifurcación de la conciencia y, en última instancia, transforman la percepción ético-política y afectiva de las cosas mediante la implicación en la materialización de los mundos (Puig de la Bellacasa 2017, 65).

 

Por tanto, desde una perspectiva xenológica, el cuidado de los mundos más que humanos debe tener en cuenta no solo a las entidades bio-lógicas, sino también a las diseñadas para existir en los ámbitos del silicio o del quantum. Hacerlo puede ayudarnos a reestructurar nuestra relación con las otras entidades con las que compartimos este universo.

Una de las especulaciones más provocativas en este campo es la de Špela Petrič y Miha Turšič en su proyecto de 2013 titulado Voyager / non-human agents (Figura 2). Considerando el cuidado al final de la vida de las sondas espaciales Voyager que viajan más allá de los límites de nuestro sistema solar, se preguntan cuál es nuestra responsabilidad con esta entidad a medida que se va quedando lentamente sin energía, a medida que se mueve más allá de nuestra capacidad de comunicarnos con ella desde la tierra. Escriben, junto con la coautora Maja Murnik,

 

En lugar de llamar a estos objetos no funcionales "desechos", proponemos tratarlos como "sistemas alopoéticos al final de su vida útil" con el potencial de convertirse en sistemas autopoiéticos. [...] Sin embargo, la tecnología del espacio exterior, con su lejanía literal y simbólica, presenta una oportunidad para transformar los objetos utilitarios al final de su vida en sistemas vivos o vitales no utilitarios emancipados, sin el peligro de interactuar con los sistemas vivos existentes en nuestro planeta (Murnik, Petrič y Turšič 2013, 258).

 

Hay que tener en cuenta que las prácticas indígenas han entendido a menudo un deslizamiento entre lo humano y lo no humano (TallBear 2015).

Petrič y Turšič imaginan cargar un programa de vida artificial en el programa Backup Mission Load —el código que se ejecuta cuando la sonda ya no puede comunicarse con la Tierra— que utilizaría una de las plataformas científicas de la sonda como entrada. Eligieron el PLS, o Espectrómetro de Plasma, que está diseñado para medir la "velocidad, densidad y presión de los iones de plasma" (Ludwig y Taylor 2002, 3). El proyecto nos pide además que pensemos en las sondas como formas de vida artificiales en sí mismas, preguntándonos por qué era necesario el famoso Disco de Oro como marcador de la inteligencia y la vida humanas.

En la actualidad, investigaciones han mostrado cómo la vida artificial puede incluso desarrollarse dentro de los ordenadores cuánticos (Álvarez- Rodríguez et al. 2018). Mediante una práctica de "biomimética cuántica", los qubits pueden representar los genotipos y fenotipos de la vida artificial clásica. Sin embargo, utilizando la superposición cuántica y el entrelazamiento, los qubits "se utilizan para describir cuestiones relativas a la dinámica colectiva de los individuos, y esta es precisamente la nueva fuente de comportamiento complejo" que el algoritmo de la vida artificial cuántica puede crear (Álvarez- Rodríguez et al. 2018, 8). Existe, pues, una representación de los encuentros a lo largo del tiempo en los qubits entrelazados. Aunque la computación cuántica está todavía en sus fases iniciales, es posible que cualquiera desarrolle y ejecute cálculos cuánticos en hardware cuántico. Nos encontramos en una posición análoga respecto a los primeros días de la computadora central, en la que aún no estamos seguros de cuáles serán las posibilidades de las nuevas tecnologías; la diferencia ahora es que mucha más gente tiene acceso a estos sistemas. Los xenólogos saben que deben estar al tanto de estos avances e infiltrarse en los sistemas para desarrollar posibilidades nunca pensadas por la tecnociencia capitalista.

Un deseo urgente de los xenólogos es entrelazar aún más los reinos bio/silicio/cuántico en prácticas llenas de vibrantes posibilidades. Cómo cuidamos de estas entidades a medida que creamos fenómenos cada vez más expansivos, a medida que ampliamos lo que llamamos "inteligencia artificial", a medida que desarrollamos sintéticamente nuevas construcciones biológicas, es una cuestión abierta. Al mismo tiempo, es vital para todas nuestras futuras existencias conjuntas en el universo.

Traducción por: Lourdes Serrano Eguiluz

Traducción del video TX-1: Adriana Toledano

 

Referencias

 

Alvarez-Rodriguez, U., M. Sanz, L. Lamata, and E. Solano. 2018. “Quantum Artificial Life in an Ibm Quantum Computer.” Scientific Reports 8 (1): 14793. https://doi.org/10.1038/s41598-018-331 25- 3.

Barad, Karen. 2007. Meeting the Universe Halfway: Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. Paperback; Duke University Press.

Brin, David. 1983. “Xenology: The New Science of Asking ‘Who’s Out There?’.” Analog CIII (5): 64–83.

Clynes, Manfred E., and Nathan S. Kline. 1960. “Cyborgs and Space.” Astronautics, septiembre, 26– 27, 74–76.

Freitas, Jr., Robert A. 1983. “Naming Extraterrestrial Life.” Nature 301 (5986): 106.

Haraway, Donna J. 1991. “A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism in the Late Twentieth Century.” In Simians, Cyborgs, and Women: The Reinvention of Nature, 149–81. Routledge.

Kafer, Alison. 2013. Feminist, Queer, Crip. Bloomington: Indiana University Press.

Laboria Cuboniks. 2015. “Xenofeminism: A Politics for Alienation.” 2015. http://www.labori acuboniks.net/20150612- xf_layout_web.pdf.

Ludwig, Roger, and Jim Taylor. 2002. “Voyager Telecommunications.” Jet Propulsion Laboratory, National Aeronautics and Space Administration.

Murnik, Maja, Špela Petrič, and Miha Turšič. 2013. “Beyond Life Cycles.” Actas de la 12ª Conferencia Europea sobre Vida Artificial, 258–59.

Pechblenda. n.d. “tRANS hACK fEMINISt.” Accessed December 30, 2019. https://pechblen da.hotglue.me/?transhackfeminism_en.

Preciado, Paul. (2008) 2013. Testo-Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era. Trad. Bruce Benderson. New York: The Feminist Press.

Puig de la Bellacasa, María. 2017. Matters of Care: Speculative Ethics in More Than Human Worlds. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Remembering Our Dead. 2019. “Remembering Our Dead.” December 28, 2019. https://tdor.t ranslivesmatter.info/.

Ronca, April E., Ellen S. Baker, Tamara G. Bavendam, Kevin D. Beck, Virginia M. Miller, Joseph S. Tash, and Marjorie Jenkins. 2014. “Effects of Sex and Gender on Adaptations to Space: Reproductive Health.” Journal of Women’s Health 23 (11): 967–74. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25 401943.

TallBear, Kim. 2015. “An Indigenous Reflection on Working Beyond the Human/Not Human.” GLQ: A Journal of Lesbian and Gay Studies 21 (2): 230–35. https://muse.jhu.edu/article/58160 0#sub08.

Wikipedia. 2019. “List of Female Spacefarers.” 2019. https://en.wikipedia.org/wiki/List_o f_female_spacefarers.

 

[1] Por supuesto, hay que tener en cuenta que no todas las personas transgénero optan por la transición médica mediante la TRH o la cirugía. Además, como mujer transgénero no puedo hablar de las experiencias de TRH de los hombres transgénero o transmasculinos. Los productos farmacéuticos precisos y los modos de administración de la TRH también varían, dependiendo del país, del prescriptor, del acceso (sancionado o no) y de la comodidad (píldora, parche, inyección, implante).

 

[2] También escribo esto como mujer transgénero blanca, y debo reconocer el inmenso privilegio que esto supone. Aunque no conocemos el alcance total de la violencia contra las personas transgénero en el mundo, en Estados Unidos el asesinato de mujeres transgénero no blancas es demasiado frecuente (Remembering Our Dead 2019).

 

[3] Siglas en español para Hágalo Usted Mismo y Hágalo Con Otrxs.

Adriana Knouf (ella/elle she/her/hers, sie/hir/hirs)

Adriana es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad de Cornell, licenciada en Artes y Ciencias de la Comunicación por el Instituto Tecnológico de Massachusetts y licenciada en Ingeniería y Ciencias Aplicadas por el Instituto Tecnológico de California.

es artista, escritora y xenóloga. Se ocupa de temas como los medios húmedos, el arte espacial, los satélites, la transmisión por radio, los encuentros no humanos, el vuelo de drones, los futuros queer y trans, el aprendizaje automático, la voz y la fabricación de papel. Es fundadora del tranxxeno lab, un laboratorio de investigación artística nómada que promueve los enredos entre entidades trans y xeno. Adriana fue profesora adjunta de Arte y Diseño en la Northeastern University, Boston, MA, EE.UU., y anteriormente enseñó en el Wellesley College y en el Ithaca College, y actualmente es tutora de prácticas en la St Jost School of Art and Design. Adriana reside en Ámsterdam (Países Bajos).

Adriana es autora de How Noise Matters to Finance (2016) y de numerosos artículos en revistas, capítulos de libros y ponencias en conferencias que tratan temas tan variados como el bioarte, las existencias queer y trans, la fabricación de papel y la electrónica, las temporalidades extrañas, la radio y la vigilancia.


"Fragmentos de xenología" expone su propio enfoque de la "xenología", o el estudio, análisis y desarrollo de lo xeno (extraño, ajeno, otro). Adriana escribe extensamente sobre la xenología en el contexto de la teoría, la poética y la práctica artística contemporáneas.