Una de las funciones o quizá la función principal de las máquinas es “hacer los trabajos”. Desde siglos atrás, escritores, inventores y artistas han proyectado máquinas que generan nuevos idiomas o palabras, así como máquinas que puedan escribir por sí mismas. Esta idea ha sido explorada ampliamente en la literatura electrónica y ha sido posible gracias a los algoritmos programados con el fin específico de escribir. Hoy en día a través de las llamadas redes sociales, los usuarios de dichos sistemas intercambian textos entre ellos y con “bots”. Un bot es un programa informático dotado de una autonomía limitada.
Dentro de las redes sociales, Twitter es una de las pocas plataformas que abre un espacio en el código fuente para que los usuarios generen expresiones propias en diferentes lenguajes de programación. La pieza de @botliterario1 se basa en un proceso probabilístico llamado cadena de Markov que, aplicado a esta pieza, permite generar una gramática y una sintaxis, por medio de un texto preestablecido se originan nuevas frases buscando imitar el estilo del autor original.
Este bot fue creado para la exposición Máquinas de Escritura que estuvo abierta desde el mes de junio hasta agosto de 2017 en las instalaciones del Centro de Cultura Digital. El algoritmo ha sido entrenado con diversos libros de autoras mexicanas: El libro vacío de Josefina Vicens, Cartucho de Nellie Campobello, Las vírgenes terrestres de Enriqueta Ochoa y Balún Canán de Rosario Castellanos. Durante la exposición cada dos semanas un nuevo texto nutrió al bot, lo cual lo llevó a cambiar el tono de las frases construidas.
El bot funciona por sí mismo, tuiteando cada hora, y responde al usuario que lo arrobe con un nuevo tuit. La pieza continuará tuiteando y en un futuro será alimentada con nuevos textos.