Tags

Autores

Artículos relacionados

Minería profunda, tiempo profundo

Por Nora Khan /

18 sep 2018

En este ensayo Nora Khan hace una lectura del libro Antropobsceno de Jussi Parikka. Suscribe la era mediática como una era geofísica y cómo es que el tiempo profundo del planeta está dentro de nuestras máquinas, subrayando la importancia que señala Parikka de construir un nuevo vocabulario tecnopolítico de lo geofísico y lo subterráeno. 

 

La vida digital es material y está hundida. Al mismo tiempo es inmaterial y está en la nube. La vida digital son cables azules y dorados colocados en el fondo del océano. La vida digital es todo el germanio, indio, arsénico, silicio, estaño, cobalto y plata necesarios para sostenerla.

Echemos un vistazo al corte transversal de un cable submarino: capas de polietileno alrededor de tereftalato, revestimiento de acero, luego aluminio, luego policarbonato, cobre y una gelatina de petróleo, una serie de revestimientos concéntricos alrededor de la fibra óptica al centro del cable.

Con este cable podríamos hacer fractales afuera y adentro de la historia de las redes de comunicación submarina, tal como se sujetaron a lo largo del Pacífico y el Atlántico. Buzos saltando desde naves especiales de cable. Esa historia abarca dos guerras mundiales, espionaje corporativo y vigilancia gubernamental.

En un asombroso libro-ensayo titulado Antropobsceno, Jussi Parikka argumenta que nuestra era mediática es fundamentalmente geofísica, que la geología en sí misma es un recurso de los medios, y que tenemos que entender los medios en términos de procesos dinámicos, accidentales y no como una librería de objetos estáticos y sólidos.

La teoría de medios requiere un recuento no lineal y mucho más radical tanto de la materialidad como del tiempo. En respuesta, Parikka propone un nuevo contexto: el antropobsceno, puesta en escena en el antropoceno, o el periodo geológico que iniciaron los humanos. En potencia, el contexto del antropobsceno podría ayudarnos a entender cómo los medios digitales –nuestros dispositivos, computadoras y redes– están inextricablemente atados a los materiales orgánicos e inorgánicos y a la búsqueda  de energía.

Parikka es un académico finés que estudia la estética y la cultura tecnológica, es autor de Insect Media (2010) y Digital Contagious (2007). Este ensayo anuncia el lanzamiento de su libro Geology of Media. Su prosa es una verdadera joya: una rara combinación de precisión crítica y poesía, que entrelaza sutilmente argumentos y anécdotas.

Si acaso, como recientemente escribieron Marvin Jordan y Mike Pepi, “las cosas más interesantes suceden fuera de las pantallas: en los cables y en los alambres, en los centros de datos con clima controlado, en mySQL y en DLD, en Hadoop y MapReduce”, Parikka parece sugerir que hay cosas incluso más interesantes sucediendo bajo tierra.

Parikka sumerge al lector en un reluciente mundo subterráneo, atravesado por las venas de mena, minerales y metales raros. El autor se desplaza desde la minería en el fondo marino a miles de kilómetros de profundidad del lecho oceánico, hasta las plataformas de perforación y el drenaje de rocas a vapor. Y nos zambulle incluso más profundo y con Negarestani encontramos las visiones surrealistas de los dioses ctónicos, agitados por el fracking imparable, la descarga forzada de aceite y gas desde sus guaridas.

Este trabajo de minería está directamente vinculado a la era computacional, en sí misma una expresión alquímica del ingenio con el que el hombre usa la tierra. La modernidad está hecha con la manipulación y transmutación de materiales orgánicos y sintéticos a través del diseño y la investigación. Sin el tántalo ni el niobio no existen micro capacitores; sin el galio, no existen fotovoltaicos.

Nuestro periodo actual es obsceno porque en la minería de materiales que organizan la técnica existen dimensiones políticas y éticas preocupantes. La política de los minerales es sangrienta y violenta, parte de un proyecto neocolonial que pone el trabajo infantil y el tráfico de humanos a su servicio. Hay guerras en la superficie de las minas de cobre. La cultura digital también tiene “consecuencias ambientales desastrosas”; considera la rapacidad de la producción de energía no renovable.

El uso del antropoceno como una base para este neologismo es importante, ya que la palabra puede:

Demostrar que la geología no se refiere exclusivamente a la tierra bajo nuestros pies. Es constitutivo de relaciones sociales y tecnológicas, así como realidades ambientales y ecológicas. La geología se desterritorializa en los modos concretos en los que los metales y minerales se vuelven móviles...

 

En este ensayo hay dos meditaciones especulativas principales: la primera sobre la tierra y cómo su riqueza de capas produce medios y la segunda en el tiempo profundo.

La tierra sigue siendo un espacio político tan calurosamente controvertido como nunca antes. Y, escribe Parikka, “ir hacia lo subterráneo es una decisión analítica, pero también ético-estética. Investigar la geología de los medios constituye una contribución teórica al análisis del antropobsceno.”

Parikka ofrece un retrato geotécnico convincente de la materialidad. Reorienta al lector para que considere cómo la tierra y su vida inorgánica, los “flujos de su materia dinámica e inestable” son “expresivos en un sentido ontológico”.

A medio camino, Parikka da un paso hacia afuera para meditar acerca del Tiefenzeit o tiempo profundo (Deep Time en inglés). Siegfried Zielinksi, un académico de los medios, analizó el concepto en su libro Deep Time of the Media. Parikka construye sobre el trabajo de Zielinski.

 

El tiempo profundo se refiere al tiempo de la tierra y sus ciclos de renovación y decadencia. Sin embargo, como lo señala Parikka, el registro fósil en sí mismo no traza una perfecta evolución, sino muchas facetas de evolución desarrollándose a diferentes velocidades. El tiempo profundo tiene muchas facetas. El planeta ha sufrido y seguirá sufriendo transformaciones radicales. (Existe una crítica implícita a lo largo de los mitos lineales de progreso, en divergencia con respecto a Lyell y Hutton).

Para describir los medios que usamos, nuestro sentido del tiempo tiene que expandirse para incluir la asombrosa expansión de la historia de la tierra. Con un mejor entendimiento del tiempo profundo de la arqueología de medios, en potencia podríamos encontrar “raíces de las formas en que modificamos, manipulamos, creamos y recreamos medios para escuchar y ver.”

También sería un mejor ajuste para nuestro nuevo desperdicio, los medios abandonados que en realidad nunca mueren. El desperdicio digital está formando una nueva capa de sedimento por encima de los profundos estratos geológicos. El desperdicio digital es difícil de destruir propiamente y “sigue conteniendo una materialidad tóxica que supera la escala de tiempo habitual a la que estamos acostumbrados en los estudios de medios.”

En última instancia, nuestras máquinas son reflejos del planeta en sí mismo, y “el tiempo profundo del planeta está dentro de nuestras máquinas, cristalizado para formar parte de la política económica contemporánea: las historias materiales de la fuerza de trabajo y del planeta, están enredadas en los dispositivos, los cuales también se desarrollan como parte de las historias planetarias”.

Antropobsceno es una provocación. Parikka argumenta, con fuerza y elocuencia, que necesitamos contextos alternativos y mejores marcos dentro de los cuales discutir los medios. Sin embargo, podríamos experimentar nuestra era digital como algo estimulante, existen riesgos éticos de que las abstracciones nos consuman demasiado.

Explorar el antropobsceno ofrece potencialmente un nuevo “vocabulario tecno-político de lo geofísico y lo subterráneo”. Este nuevo vocabulario podría describir más claramente la historia de lo que se ha hecho, y a quién se explota, para extraer, excavar y entramar minerales dentro de lo digital.

El antropobsceno también enmarcaría nuestros grandes esfuerzos por golpear, hacer sonar, sifonar y volcar la tierra, con el marco del panorama general de la erosión, condensación, y de vuelta a la erosión.

 

 

Traducción a cargo de Ana Cecilia Medina 

Nora Khan

Escribe ficción y crítica sobre temas emergentes dentro de la cultura visual digital. Aborda también temas de arte experimental basado en la investigación, prácticas musicales y la filosofía de la tecnología. Es editora de proyectos especiales en Rhizome. Tiene una página web: http://noranahidkhan.com